domingo, 8 de noviembre de 2015

CORREO DEL TERRORISMO EN POSADAS

Por Federico Tatter @Fedetatter ‪#‎relatosbreves‬ ‪#‎eranegra‬ ‪#‎paraguay‬ ‪#‎UNAnotecalles‬ ‪#‎Paraguaynotecalles‬ ‪#‎Memorianotecalles‬
Desde el Consulado de la República del Paraguay, situado en la calle San Lorenzo 179 de la ciudad de Posadas, provincia de Misiones, Argentina, el cónsul y “agente secreto especial de enlace” de Alfredo Stroessner con los militares argentinos, Francisco Ortíz Téllez, condenado hoy en primer instancia en jurisdicción paraguaya por conocimiento necesario del secuestro del paraguayo opositor Agustín Goiburú, y señalado en la causa por los crímenes de la Operación Cóndor tramitada en la República Argentina, despachó una larga carta “confidencial” al secretario privado de la presidencia de la dictadura stronista, don Mario Abdo Benítez, en su despacho del Palacio de López, con fecha 20 de julio de 1984.
Saltarse los canales institucionales en la dictadura stronista, donde no había institucionalidad, o la que existía, era tan viscosa y arbitraria como las de cualquiera de las dictaduras totalitarizantes, más que una excepción era regla. Saltarse reglas, para pyragüerear, era en el stronismo, casi un acto patriótico. Aunque en el caso de Ortíz Téllez, para saltarse canales, había por lo menos dos razones de importancia.
La primera, la vinculación con los guiones rojos, y la larga amistad, incluso el padrinazgo de Mario Abdo Benítez, sobre su pupilo, el ex seminarista Francisco Ortíz Téllez, desde antes de los años setentas, en que éste militaba en la Seccional Colorada de Barrero Grande, hoy Eusebio Ayala, de importante rol en las acciones represivas a las contestaciones campesinas, revolucionarias y religiosas en los años sesentas en el departamento de Cordillera (Ortíz Téllez junto a otros seccionaleros, por sus acciones represivas contra sacerdotes, catequistas y el atraco a la iglesia de Eusebio Ayala, habían sido excomulgados en forma temporal por un naciente hombre de la Iglesia paraguaya, Ismael Rolón).
Así las cosas, a tal punto creció la empatía, que fue el propio Mario Abdo Benítez quien recomendó a Alfredo Stroessner, para que desde 1971 se nombrara a Francisco Ortíz Téllez como cónsul en la ciudad de Posadas, Argentina, con una misión especial, considerada como un premio para los más leales: espiar a los paraguayos exiliados y entablar contacto reservado con órganos represivos argentinos para identificar y hacer la vida más difícil a los paraguayos antistronistas.
La segunda, es que el propio dictador encomendó una tarea secretísima a Ortíz Téllez, ya un comprobado represor. Ser un correo preferencial directo con los militares argentinos afines y todos sus órganos represivos, legales e ilegales, función que cumplió con toda la extralimitación que tales prerrogativas le permitieron, desde 1971 hasta 1989. A tal punto que el propio Téllez reconoció que en forma periódica, su consulado recibía un “dossier secreto” de todas las actividades de los paraguayos en la Argentina, y de argentinos que realizaran actividades en relación a la lucha antidictatorial y prodemocrática solidaria con el pueblo paraguayo, redactado rutinariamente por el servicio de inteligencia del ejército argentino, como una “deferencia” entre militares autoritarios y anticomunistas. Cuando el dossier secreto, era de alta relevancia, el propio cónsul se dirigía a Buenos Aires, recibía en propias manos el documento, y él mismo lo llevaba para entregar también en propias manos al propio dictador Stroessner en su casa o en el Palacio de López. Máximo secreto, máxima confianza. Todo ello, desde 1971, antes de la llamada Operación Cóndor. En cierta forma vergonzante, Ortíz Téllez con el tiempo, no negó la existencia de la Operación Cóndor, aunque se dedicó a minimizar su participación, como simple correo entre represores, con una ironía: “...si el Cóndor existió, yo habré sido sólo un gorrión”. Todo indicaba que habría sido algo más que un "simple gorrión del terrorismo de estado". En próximo relato. El contenido de esta carta confidencial del 20 de julio de 1984.

Federico Tatter.
8 de noviembre de 2015. Asunción, Paraguay.
Corregido por Eugenia de Amoriza.

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