martes, 19 de mayo de 2015

UN PAR DE AVES DE VUELO BAJO

Sin lugar a dudas Francisco “Poncho Pytá” Barreiro Maffiodo y Sabino Augusto Montanaro, fueron un par de predicadores del odio dictatorial.
Describimos al primero. “Poncho Pytá”, subsecretario de relaciones exteriores del stronismo, y redactor de los editoriales del diario partidario “Patria, el 13 de agosto de 1987, envió urgentes instrucciones a su embajador, el representante permanente paraguayo ante la OEA, Marcos Martínez Mendieta, para que se dirija a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA y eleve una inusual y disparatada denuncia formal. ¡Es de no creer!
Textualmente ordenó que el estado paraguayo realice formal denuncia porque “…Los directivos del Partido Revolucionario Febrerista y otros grupos políticos de la oposición irregular se proponen realizar un mitin político en el centro de la ciudad hoy jueves 13 de agosto del corriente Stop La jefatura de la Policía de la Capital dispuso que los mitines políticos deben efectuarse en las plazas Italia y/o Carlos Antonio López de manera a evitar tumultos y otras derivaciones en el microcentro de la ciudad Stop Asunción cumple este 15 de agosto 450 años de su fundación Stop”.
Y como el PRF anunció que realizaría un mitin en la Plaza Independencia del centro, ya han dado órdenes a la policía de la Capital para hacer respetar la prohibición, y barrer con "la oposición irregular".
Por tanto, Poncho Pytá ordenó que Marcos Martinez Mendieta hiciera la denuncia ante la CIDH, por escrito y en forma urgente, por una marcha que la policía estaba por reprimir, para acusar a los reprimidos. Un contrasentido absoluto de quienes se sintieron dueños del mundo en el Paraguay.
Describimos al segundo. El resultado de esta acción, para el régimen, desproporcionada y fuera del derecho stronista de “no chistar”, fue finalmente la clausura por tiempo indeterminado del diario El Pueblo, a través de la simple resolución 643, del 28 de agosto de 1987, del Ministerio del Interior y que decía así: “VISTO: El Artículo 72 de la Constitución Nacional que garantiza la libertad de expresión y de información, sin censura previa, con la sola prohibición contenida en el Artículo 71 de la CN que establece en forma categórica que no se permitirá predicar el odio entre los paraguayos, ni la lucha de clases, ni hacer la apología del crimen y de la violencia, así como que nadie podrá proclamar la desobediencia de lo que las leyes disponen … CONSIDERANDO: Que el propósito avieso del periódico El Pueblo tiende a generar el descreimiento de la población en las autoridades nacionales, civiles y militares, a los que permanentemente agrede con un lenguaje desconsiderado … Que es potestad del Poder Público, tomar medidas conducentes a prevenir actos que pudieran genera alarma y desconcierto en la población…”. La resolución llevó la firma de Sabino Augusto Montanaro, todo un predicador del odio dictatorial. Quien cuando escapó de la justicia paraguaya y se refugió en Honduras, se dedicó a fungir de predicador evangélico.

Federico Tatter.
19 de mayo de 2015. Asunción, Paraguay.

CLOTILDO: "HAY QUE FRENAR A LAS ABUELAS DE PLAZA DE MAYO"

El sistema judicial del stronismo, fue un brazo ejecutor más del terrorismo de estado, comandado desde la presidencia. Jueces y fiscales, sin excepción dieron curso a farsas judiciales con supuestas indagatorias tomadas en tortura. Pero también, actuaron como obstáculo a la búsqueda de la verdad y justicia del mundo, como es el caso de las Abuelas de Plaza de Mayo de Argentina, en la búsqueda de los nietos sustraídos ilegalmente por la dictadura argentina, y en la búsqueda los perpetradores que huían de la justicia argentina. Algunos buscaron el cobijo de la dictadura paraguaya. Y la obtuvieron.
Cumplido el contexto obligado, vamos a nuestro relato. El médico militar argentino Norberto Bianco se fugó al Paraguay en 1985. Sobre él pesaban denuncias graves de participación en una clínica clandestina de Campo de Mayo, principal cuartel del ejército, donde daban a luz mujeres desaparecidas embarazadas, a quienes les sustraían sus hijos antes de asesinarlas. Bianco, se apropió de dos bebés sustraídos, y luego con el advenimiento de la democracia en Argentina, seguido por la justicia y las Abuelas de Plaza de Mayo, se fugó con los niños sustraídos al Paraguay, donde recibió especial cobijo de todos los poderes de la dictadura, siempre apoyando causas aberrantes.
El ex jerarca de la dictadura, Francisco “Poncho Pytá” Barreiro Maffiodo, como subsecretario de la cancillería paraguaya, dio órdenes diversas para crear un frente de apoyo al represor Bianco y así evitar su extradición.
A través del télex del 21 de agosto de 1987, se dirigió con firmeza al embajador del Paraguay en Suiza, González Arias, para tratar especialmente “El asunto Bianco”: “…resulta insólito por decir lo menos, que un embajador extranjero residiendo a miles de kilómetros de Asunción, aduzca trabas administrativas en los procesos que se ventilan en nuestros tribunales Stop”.
En el mismo télex, Francisco “Poncho Pytá” Barreiro Maffiodo, se queja ante su subordinado en Ginebra, de que el día anterior, el jueves 20 de agosto, aparecieron en los diarios “…extractos del dictamen del fiscal general del estado (Clotildo Giménez Benítez), que recomienda al juez de la causa rechazar el pedido de extradición aduciendo defectos de fondo … que hubo muchas presiones en este caso. Textualmente dice que debe evitarse la intromisión de las Abuelas de la Plaza de Mayo en los asuntos judiciales del Paraguay. Es grande la influencia como grupo de presión en la Argentina, pero aquí debe ser rechazada…”.
Luego de varias idas y venidas, por segunda vez, Bianco fue extraditado a su país para dar cuenta sobre la clínica clandestina de campo de mayo, en julio de 2011, luego de duras trabas y veinticuatro años después de la defensa abierta y encubierta de Clotildo, “Poncho Pytá” y sus herederos.

Federico Tatter.
17 de mayo de 2015. Asunción, Paraguay.