miércoles, 26 de abril de 2017

MUCHO ANTES DE 1954

Por Federico Tatter @Fedetatter ‪#‎relatosbreves‬ ‪#‎eranegra‬ ‪#‎paraguay‬ ‪#‎UNAnotecalles‬ ‪#‎Paraguaynotecalles‬ ‪#‎Memorianotecalles‬

El contexto. La dictadura stronista institucionalizó el terrorismo de estado en el Paraguay en forma abrupta desde 1954 y lo sostuvo con especial crudeza hasta 1989 a través de más de 120 campañas represivas, a un ritmo de 3 por año. Todo ello documentado por demás.
Pero resulta que el estado paraguayo, era espía y perseguidor, incluso mucho antes del golpe de ASM. Mucho antes de 1954, ya habían pasado por varias academias militares del continente y de los Estados Unidos, casi todos los altos oficiales de las fuerzas armadas que dieron el golpe. Incluso, los que luego fueron purgados. La casta militar en la inmediato post IIGM tuvo un libreto, una hoja de ruta, incrustados en el sector más ambicioso del cerebro; “hacerse de todo el poder”. El golpe de 1954, los forcejeos y limpieza posteriores, pueden considerarse como una lucha por estar a la cabeza de un derrotero ya trazado fuera del Paraguay … una lucha interna por definir quién terminaría siendo el “jardinero más fiel”. Pero, lo militares no fueron los únicos alumnos aplicados. El modelo fue instaurado también por civiles. Una clase emergente de funcionarios públicos en busca de mayor poder.
Veamos algunos hechos. Por ejemplo, en una rutinaria misiva fechada en Asunción, el 20 de octubre de 1952, el gabinete del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, remitió al Ministro del Interior, “por considerar oportuno y de interés su conocimiento”, el texto completo de un manifiesto dirigido al pueblo boliviano por el Comité Nacional del Partido Comunista de Bolivia en agosto de ese mismo año. Cabe acotar que Bolivia en ese momento estaba atravesando un proceso revolucionario, que conocemos como la “Revolución Nacional de 1952”, de carácter popular y nacional, donde se dió inicio a la reforma agraria, la nacionalización de recursos naturales, y la instauración del voto universal, que incorporó al sistema a las mujeres, campesinos e indígenas. Y no son pocas las referencias que indicaron el conocimiento previo que tuvieron los Estados Unidos de la situación boliviana, así como su “dejar hacer”.
No obstante, un par de años más tarde, en un oficio especial fechado el 15 de octubre de 1954, el gabinete del Ministerio de Relaciones y Culto, se dirigió al entonces Ministro del Interior, arquitecto don Tomás Romero Pereira con dos especiales alertas provenientes de la Embajada Paraguaya en el Uruguay, quien informó “acerca de actividades de infiltración comunista en los pueblos de América del Sud...”.
La muy predispuesta representación paraguaya en el país “oriental” (en ese entonces conocida como la Suiza de América, por sus libertades públicas y derechos sociales avanzados), acompañó sus informes con un “...recorte del diario uruguayo El Día, edición del 9 de setiembre próximo pasado, que publicó un artículo respecto a instrucciones impartidas por el Soviet, en torno a la infiltración de referencia...”.
Estas comunicaciones dejaron rastros claros, de que no solo los militares urdieron o se prepararon para un alineamiento en la cada vez más caliente “guerra fría”, sino que la cancillería paraguaya, antes, durante y después del golpe stronista de 1954, estuvo preparada, comunicada, alineada y dispuesta, para alertar sobre cambios en el status quo regional, afinando un especial y cada vez más abierto anticomunismo estatal, transversal a los cambios de la política doméstica.
Para finalizar este escueto relato. El mismo Sub Secretario de Relaciones Exteriores y Culto, en oficio remitido al Ministero del Interior el 26 de febrero de 1955 (en medio de cambios y purgas del naciente stronismo, con sus diversos primeros anillos de confianza en plena disputa), sintetizó una importante información recibida oficialmente: “…por considerar de su interés para esa Secretaría de Estado, remito copia de la nota Nro. 39/55, de fecha 9 de los corrientes, en la que la Embajada Nacional en el Brasil informa sobre un Festival de la Juventud Sud Americana, organizado por elementos de la juventud comunista y cuya realización fijada en San Pablo, Brasil, para los primeros días del mes en curso, fué prohibida por Resolución de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de San Pablo...”.
La cancillería paraguaya, en 1952, 1954 y 1955, demostró que una de las instrucciones fundamentales fué el seguimiento de toda actividad comunista en la región. Al margen de golpes, cuartelazos, cabildeos y crisis políticas internas y regionales, la línea anticomunista de estado se mantuvo imperturbable. Y se fue perfeccionando. Ello se mantuvo como política de alta prioridad en forma oficial hasta 1989.
La paradoja cruel, es que esta doctrina anticomunista rabiosa, fue desarrollándose de tal forma que varios agentes de estado, e incluso opositores, que en esos primeros años de los cincuentas consintieron y hasta aplaudieron la línea de creciente y abierto anticomunismo del prestronismo y del stronismo naciente … décadas más tarde, integraron nuevas purgas mediante, también las listas de “contreras al régimen por comunistas” (sin nunca haberlo sido realmente. Pero ya era tarde. Muchos nuevos adversarios, siendo filosófica y políticamente anticomunistas, fueron purgados por “comunistas”). ¿Qué ocurrió después? La traicion, la delación, el cinismo, el transfuguismo permanentes, hechos cultura política nacional. Al ritmo de batallones de Judas, se forjó el carácter nacional actual. Pero, ello ya es tema de otro relato negro. De la Era Negra del Paraguay.

Federico Tatter.
Miércoles 26 de abril de 2017.
Asunción, Paraguay.

Material corregido por Eugenia de Amoriza.