sábado, 13 de diciembre de 2008

OBAMA, ROSA PARK Y MARIA MAGDALENA


Comparto este simpático, pero no por ello, superficial artículo que publicara la agencia de noticias KOEYU LATINOAMERICANO, que intenta sintetizar, sin perder el hilo de la historia, sin desconocer la terca realidad norteamericana y su nefasto pasado, una extensa y esperanzadora expectativa sobre la gestión del próximo presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, tanto dentro de su país, como en la absoluta mayoría de las naciones del planeta.
La comparación de Obama con un ungüento curalotodo de las sagradas escrituras del cristianismo, puede explicar para este país, como en otras latitudes, la confianza, a veces excesiva depositada en determinadas personas para que dirijan los destinos de toda una nación, en este caso, de la nación más poderosa del planeta, que con todo y crisis, por su propio peso seguirá siendo y aún en el ocaso, por mucho tiempo más la primera economía mundial.
Presionado a consensuar hastío por la violencia, corrupción y engaños luego de varias gestiones belicistas republicanas, así como soportar sobre sus hombros una de las peores crisis financieras que esta vez tiene como epicentro su propio territorio, al parecer, por un momento a los ciudadanos y ciudadanas de dicho país, les cupo entender que su enemigo no venía ni vino nunca de afuera, sino de sus propias entrañas, por ellos mismos construida, realidad durante demasiado tiempo por ellos mismos negada. En la foto, la señora Rosa Park, en un colectivo, orígen de su lucha antisegregacionista, Detroit, Estados Unidos.
Disfruten, Federico Tatter.

EL UNGÜENTO DE LA MAGDALENA(٭)

Jorge Gómez Barata. ENVIADO POR KOEYU LATINOAMERICANO.
Las personas son optimistas no sólo porque tengan razones para ello sino porque lo quieren y lo necesitan. El optimismo, cuando es justificado y verosímil es como un bálsamo, una especie de “Ungüento de la Magdalena”.
Semejante concepción es parte de una corriente del pensamiento avanzado, básicamente de la izquierda ilustrada, conocida como “optimismo histórico”, ponente de la idea de que la humanidad progresa inevitablemente, enfoque opuesto al fatalismo geográfico y al darwinismo social.
El primer presidente negro de Estados Unidos, tercero más joven (después de Theodere Roosevelt que asumió la presidencia con 43 años y Kennedy con 44) y el tercer afro americano en llegar al Senado (2004), en el cual sirvió apenas dos años, es el hombre de menos experiencia política elegido para conducir a los Estados Unidos.
En este caso la carencia deviene virtud. La poca experiencia, significa mínimos de contaminación con la práctica política estadounidense, fuertemente matizada por tendencias al tráfico de influencias y al lobby asalariado, fenómenos que sobrecargan a los políticos de ese país con enormes compromisos, a tal grado que hay quienes sostienen que los mandatarios son allí empleados de la élite empresarial, constituida en virtual poder detrás del trono.
Excepto por las contribuciones recibidas para su campaña, Obama no parece cargar con tales rémoras. No se trata como en el caso de Kennedy del hijo de un poderoso clan, afortunado heredero de glorias paternas, tampoco es el héroe de una guerra, por cierto librada en Cuba, como Theodore Roosevelt, y mucho menos una criatura de baja catadura como Nixon cuyo oscuro pasado se remonta a la era del mckarthysmo, cuando se destacó por su diligencia en las persecuciones ideológicas del tristemente celebre Comité de Actividades Antinorteamericanas.
De alguna manera, Obama es el primero en llegar a la Casa Blanca como resultado de luchas populares seculares. Dígase lo que se diga, su espectacular ascenso no hubiera sido posible sin la integridad de Rosa Park, la predica y la capacidad de movilización social de Martí Luther King, la determinación de Malcon X, la capacidad para soportar humillaciones de los soldados que pelearon en dos guerras mundiales y los deportistas que defendieron la bandera de una Nación que los despreciaba.
Su origen y su historia, comenzada como un trabajador social y el modo claro, directo y eficaz como expone su pensamiento, son como el anuncio del fin de una era en la que, experiencias como el magnicidio de Kennedy, (nunca aclarado), la Guerra de Vietnam, basada en la fabricación del incidente del golfo de Tonkin, la inmundicia revuelta por Watergate y los 24 años de gobiernos republicanos que desprestigiaron la política Norteamérica que, con Bush, ha llegado a ser abyecta.
En Obama confían los sectores mayoritarios de la sociedad norteamericana: los más jóvenes, los menos reaccionarios y conservadores. Por el apuestan los negros y los hispanos, los pobres y la clase media, los emigrantes, legales e ilegales. En el nuevo presidente confían los que han perdido el empleo, aquellos que pueden quedar sin hogar, los enfermos que carecen de seguros de salud y los que no tienen como enviar sus hijos a las universidades. Entre quienes lo prefirieron están las madres que quieren a sus hijos en casa.
En el extranjero simpatizan con Obama los que desean la paz y los que opinan que los esfuerzos por fortalecer la seguridad internacional y la lucha contra el terrorismo deberán conducirse sin acudir a la violencia extrema, injustificada e irracional y para él miran quienes quisieran un cambio de la política norteamericana hacía el Tercer Mundo y aspiran a que Estados Unidos se sume a los esfuerzos contra la pobreza y el hambre y los que defienden el derecho de los pueblos y las naciones a la autodeterminación.
Muchos líderes y gobernantes dicen sentirse más cómodos ante la expectativa de trabajar con el nuevo presidente y se alegran no sólo de haber salido de Bush sino de que no fuera sustituido por uno de su misma ralea.
De Obama esperan algo quienes conocen y respetan el papel de los líderes y han visto hombres surgidos de las entrañas de sus pueblos esforzarse al máximo, desarrollar una gran capacidad de convocatoria, poner al servicio de una causa su capacidad y su talento y empujar la historia hacía adelante. Esos hombres existen.
La realidad es terca e impredecible y en ella no necesariamente se confirman los mejores deseos. En definitiva Obama es ahora el jefe de un imperio, la cabeza visible del país que encabeza la reacción mundial y el hecho de ser el hombre más poderoso del planeta no lo habilita para contener las oscuras fuerzas que en su país y en la arena internacional bogan en sentido inverso.
Si bien los 44 presidentes (43 en realidad porque uno de ellos, Grover Cleveland, se hizo elegir dos veces en períodos no sucesivos) ofrecen abundante material para el escepticismo y razones para la duda, hubo sonadas excepciones.
Es verdad que los seis primeros presidentes norteamericanos, incluyendo prohombres como Washington, Jefferson, Madison, entre otros eran dueños de esclavos y que uno de ellos, Andrew Jackson organizó la terrible “Caravana de las lagrimas” que obligó a los pueblos originarios a atravesar casi un continente para ser encerrados en reservaciones indígenas, también hubo uno llamado Lincoln que pagó con su vida la voluntad de poner fin a la esclavitud.
Obama, cuya historia está todavía por escribirse, puede no justificar las esperanzas puestas en él y el optimismo de muchos puede disolverse. La vida puede darle la razón a los que tienen buenos argumentos para no creer, incluso a los agoreros que esperan lo peor. Por lo pronto, con la esperanza de no equivocarme otra vez, mientras los hechos no demuestren lo contrario y la decepción no venza el optimismo, me inclino por otorgarle el beneficio de la duda.
(*) Según los evangelios; cierta vez, Magdalena, una entre los discípulos de Cristo, se arrojó ante Él, enjugó con sus cabellos los pies del Señor y los ungió con ungüentos perfumados. Mi padre usaba la expresión “Ungüento de la Magdalena” en el sentido de un curalotodo.

GUANTANAMO: BASE NAVAL Y CAMPO DELTA 1


La base naval de los Estados Unidos en la bahía de Guantánamo, está situada en el extremo oriental de la isla de Cuba. El territorio sobre el que está asentada es reclamado desde 1959 por pertenecer soberanamente a la República de Cuba, y desde hace seis años, en forma reconocida por los Estados Unidos, en la misma base se ha construido un campo de concentración de detenidos de decenas de nacionalidades, con especiales condiciones de extraterritorialidad, fuera de toda garantía y protección y especialmente a resguardo del sistema legal estadounidense.

La existencia del campo de detenidos considerados por el gobierno y los militares estadounidenses como "sospechosos combatientes enemigos terroristas" es repudiado mundialmente y tal situación ha dejado en segundo plano, la "otra" historia de la base enclavada en soberano territorio cubano y hasta la fecha no devuelto a sus legítimos dueños, el pueblo de Cuba.

Es decir que todo cuanto dentro de esa base ocurra y ahora especialmente dentro del campo de detenidos que dentro de la base existe, tiene un largo historial de arbitrariedad, usurpación, ilegalidad, violación a los tratados internacionales y violación sistemática a los derechos humanos, poniendo en tela de juicio el carácter universal, transversal y simultáneo del sistema mundial de protección de los derechos humanos.

El campo de detenidos denominado "Campo Delta 1" dentro de la Base Naval de Guantánamo no es el único, pero se ha transformado en la insignia estadounidense y aliados, de una vasta red de cárceles clandestinas distribuidas en diversos países, con sistemas de traslados entre estados e interrogatorios (torturas) y desapariciones forzadas, también clandestinos realizados incluso en forma "tercerizada", y en los cuales purgan penas arbitrarias sin juicio ni garantía, ni visos de tener en el futuro cercano ni liberación o juicio, miles de ciudadanos y ciudadanas.

Muchas de las víctimas este sistema son producto de las ofertas de recompensas de capturas de supuestos sospechosos de pertenecer o prestar ayuda a los enemigos de los Estados Unidos, y que ha generado un mercado de cazadores de recompensas en el cercano y lejano oriente. Hoy recién comienza a ser denunciado y conocido en su verdadera dimensión, y su final no es cercano. El presidente electo Barak Obama prometió cerrar el Campo Delta 1. ¿Se animará a cerrar completamente la base naval y devolver el territorio a sus propietarios originales?

Historia de la Base Naval de Guantánamo, en el Oriente de Cuba

Según las autoridades cubanas "Estados Unidos mantiene ilegalmente una base naval en Cuba contra la voluntad de su pueblo. Esta instalación se encuentra en la Bahía de Guantánamo, una de las mayores de la isla. Dista 64 kilómetros de Santiago de Cuba, la segunda ciudad en importancia del país, y 920 kilómetros de su capital La Habana. Abarca un área de 117,6 kilómetros cuadrados (49,4 de tierra firme y el resto de agua y pantanos). Delimita una línea de costa de 17,5 kilómetros".

Asimismo, a través de "La Enmienda Platt, bochornosa ley del Congreso de Estados Unidos impuesta a la primera Constitución cubana a principios del siglo XX ... En diciembre de 1903 Estados Unidos tomó posesión "hasta que lo necesitaren" de la Bahía de Guantánamo, mediante la imposición de un leonino tratado.

Desde el triunfo de la Revolución en 1959, la base ha sido fuente de provocaciones y agresiones, tanto de las tropas del enclave como de contrarrevolucionarios que allí encontraron refugio, muchos de ellos después de cometer crímenes y otras fechorías. En 1961 personal de la Base provocó la muerte a golpes de un obrero cubano y menos de un año más tarde fue secuestrado, torturado y asesinado un humilde pescador. Dos soldados cubanos resultaron asesinados en 1964 y 1966, respectivamente, por disparos realizados desde esa instalación norteamericana ... Violando hasta el ilegal tratado que Estados Unidos esgrime para mantener su presencia militar, la base fue convertida en 1994 en campamento de refugiados, en gran parte haitianos ... Las máximas autoridades cubanas han declarado en muchas ocasiones que no aceptarán ninguna negociación con respecto a este territorio ilegalmente ocupado que no sea la retirada incondicional de las tropas extranjeras allí acantonadas contra la voluntad expresa del pueblo de Cuba. Con igual seriedad el gobierno cubano ha ratificado que no intentará recuperar sus legítimos derechos mediante la fuerza y esperará pacientemente a que la justicia se imponga tarde o temprano."

Comparto esta entrevista a Javier Zúñiga de Amnistía Internacional publicado en el portal de la Agencia BBC, sección Mundo.

EE.UU.: EN GUANTANAMO HAY TORTURA

"La organización de derechos humanos Amnistía Internacional es una de las instituciones que ha criticado con vehemencia al campamento de prisioneros operado por Estados Unidos en la Bahía de Guantánamo. Al cumplirse cinco años de la llegada de los primeros prisioneros a Guantánamo, Juan Carlos Rincón del programa BBC Enfoque habló con Javier Zúñiga, asesor especial de Amnistía Internacional.

La organización ratifica sus críticas frente a lo que considera es la actitud violatoria del derecho internacional por parte del gobierno de Estados Unidos. Al cumplirse cinco años de los primeros traslados de prisioneros al centro de detención, ¿cómo ve Amnistía Internacional la situación hoy? El problema con Guantánamo tiene dos fuentes.

La primera es la ilegalidad absoluta del sistema de detención en ese campo, debido a que EE.UU. ha creado una estructura jurídica que está al margen del derecho internacional. Ellos lo llaman comisiones militares, las cuales restringen activamente el derecho a la defensa, el derecho a ser considerado inocente hasta ser juzgado, el hecho de poder entrevistar otros testigos.

El segundo escándalo que podemos mencionar es el régimen de detención. EE.UU., haciendo caso omiso a tratados internacionales, ha tratado de redefinir lo que constituye tortura, tratamiento cruel, inhumano o degradante. Actualmente, hoy mismo, podemos considerar que los detenidos en Guantánamo están siendo sometidos a tortura. Otro de los puntos que se critica es el de la imposibilidad de los organismos de fiscalización internacional de derechos humanos de asistir a Guantánamo y hablar con los detenidos.

Nosotros desde las primeras semanas pedimos que se permitiera a las organizaciones internacionales de derechos humanos verificar sobre el terreno el régimen de detención. Estados Unidos se ha rehusado, e incluso a los relatores de Naciones Unidas se les ha negado poder hablar de forma confidencial e individual con los detenidos. Se les ha invitado a hacer prácticamente una gira turística de Guantánamo, lo que absolutamente no es conveniente para un organismo internacional.

Consideramos que eso forma parte del tratamiento inhumano de los detenidos. Un total aislamiento del mundo exterior. Todavía hay más de 400 detenidos de mas de 35 nacionalidades. La decisión de la Corte Suprema de EE.UU. que obligó al presidente George Bush a la creación de una ley especial para mantener Guantánamo, ¿que peso puede tener? ¿Puede ser esa decisión de la corte una punta de lanza para cambiar la situación?

La reacción del presidente de Estados Unidos frente a la decisión de la Corte Suprema es, creo yo, deplorable. Pues en lugar de tomar en cuenta lo que la corte dijo, es decir el respeto de las Convenciones de Ginebra, el presidente de Estados Unidos lo que está tratando es de darle una vuelta a sus obligaciones y tratando simplemente de maquillar un poco la ley sobre comisiones militares, para poder seguir con el mismo sistema, un sistema totalmente ajeno al derecho internacional en Guantánamo.

Tenemos que considerar que Guantánamo no es más que un elemento del sistema de detención de EE.UU. en todo el mundo, porque hay miles de detenidos en Irak y Afganistán bajo su control, y los vuelos en los cuales se transportaba personas de un país a otro todavía no han sido debidamente explicados. A juicio de Amnistía Internacional, ¿está amarrada de cierta manera la justicia estadounidense por la política de "lucha contra el terror" del presidente Bush, y, ¿podría ésta cambiar cuando termine el período del actual mandatario?

Es de esperar que un cambio de administración pueda cambiar esta situación...(para que) la justicia estadounidense, que ofrece numerosas avenidas para poner en cuestión las decisiones del poder ejecutivo, pueda funcionar en toda su plenitud. EE.UU. ha creado una especie de extraterritorialidad en Guantánamo para poder tener a estos detenidos fuera del alcance de la ley estadounidense. Eso también constituye una especie de apartheid, en la que un grupo de personas es mantenido en un sistema legal totalmente diferente del resto de las personas. Los derechos humanos son universales. Considerar que pueden existir condiciones o sitios en los cuales no son aplicados, es totalmente inaceptable.

Javier Zúñiga, de Amnistía Internacional, critica al gobierno del presidente Bush. Pero efectivamente dicha extraterritorialidad jurídica se debe al empeño del presidente Bush de luchar contra el terror. ¿Puede esto cambiar en el futuro? Hasta la fecha, todo lo que se ha conseguido de mejoría ha sido por la presión internacional. No ha sido realmente algo que la administración estadounidense haga de buena voluntad.

La base de la lucha antiterrorista de la administración Bush es un derecho absoluto sobre las personas. El derecho del presidente a decir que una persona es peligrosa para la seguridad de EE.UU. y por consiguiente quitarle absolutamente todos sus derechos. Eso es un precedente sumamente peligroso. Cualquier país puede declarar una emergencia nacional y decir que la declaración universal de los derechos humanos no es aplicable.

Finalmente, como usted lo señala, no se trata de un solo caso en Guantánamo. Pero si fuera cerrado el Campo Delta, la llamada prisión militar donde se tiene a los detenidos de la "lucha contra el terror" que adelanta EE.UU., ¿sería esto un pie para que dicha situación tuviera un efecto dominó en otro tipo de prisiones o campos de detención estadounidenses?

Sí. Cuando nosotros hablamos de cerrar Guantánamo, no es simplemente transportar a los detenidos a territorio estadounidense bajo las mismas condiciones. Significa también cerrar el sistema jurídico imperante. Significa tratar a los detenidos de acuerdo con las normas internacionales en cuanto al derecho a defenderse, el derecho a escuchar cuáles son las acusaciones en contra de ellos. El derecho a no ser torturados, a tener acceso a los abogados de su selección, y además ser presumidos inocentes.

¿Cómo puede ser posible que un detenido antes de ser juzgado, ya sea considerado culpable y elemento peligroso? De las más de 300 personas que han sido liberadas de Guantánamo, la mayoría están libres en este momento, pues los países a los que han llegado no han encontrado absolutamente ninguna base para las acusaciones. Solamente un pequeño porcentaje de los detenidos en Guantánamo fueron arrestados por los estadounidenses. La mayor parte fueron vendidos a Estados Unidos por Pakistán o en Afganistán, indudablemente con motivos que hicieran posible la obtención de recompensa. Entonces, claramente todo el sistema es totalmente indefendible."

jueves, 11 de diciembre de 2008

JUAN GELMAN: CONTRA LOS ORGANIZADORES DEL OLVIDO


Comparto esta conferencia inaugural del poeta Juan Gelman en el Primer Encuentro Internacional de Memoria Histórica en la Universidad de Salamanca sobre "el imperativo moral de la memoria colectiva". Su reconstrucción, su preservación y su valor como herramienta de tranformación de la realidad social, a la vez que probado antídoto contra toda forma de retroceso o retorno al status quo conservador del terrorismo de estado y las diversas formas edulcoradas bajo las cuales busca perpetuarse, en dictadura, en democradura, en transición eterna, en definitiva en estos regímenes que no terminan de calificar para llamarse democracia o estado social de derecho como rezan en sus cartas fundacionales o fundamentales, por adolecer, por lo general, de políticas públicas de estado para recuperar la memoria de lucha cívica que les permitieron existir. Estados sin memoria, sin historia, sin responsabilidad sobre sus actos, y sin el debido reconocimiento a la sangre vertida en la búsqueda de la verdad, la justicia, la memoria y el debido juicio y castigo a los responsables. Estados de la impunidad pactada, escrita o no, pero que se cumplen a rajatabla, hasta que los pueblos digan basta, en la forma y tenor que corresponda. Por el momento, disfruten de la buena escritura de quien bien sabe del oficio de escribir y recordar, especialmente que "el olvido" también tiene ejecutores y responsables.

El mismo va acompañada de una fotografía de Soledad Barret, con un epígrafe de Francisco Corral prestado del artículo editado en el portal Rebelión que dice "El 8 de enero de 1973 moría asesinada en Recife (Brasil) Soledad Barrett Viedma. Tenía 28 años, había nacido en Paraguay y era nieta del escritor hispanoparaguayo Rafael Barrett. Su brutal asesinato a manos de la policía política brasileña causó una profunda impresión entre las personas que la conocieron. Mario Benedetti escribió en su memoria el poema “Muerte de Soledad Barrett”. Daniel Viglietti compuso la canción “Soledad”.


"El infierno no termina al cerrarse las puertas del campo de concentración"


Por Juan Gelman. EL PAIS. ESPAÑA. ENVIADO POR RED DE NOTICIAS DDHH. ARGENTINA. Soy padre de un hijo de 20 años secuestrado, torturado, asesinado en 1976 por la más reciente dictadura militar argentina, que también desapareció sus restos. Fueron hallados, gracias a la infatigable labor del Equipo Argentino de Antropología Forense, 13 años después. Soy suegro de su esposa, secuestrada cuando tenía 19 años, trasladada de Buenos Aires a Montevideo encinta de ocho meses y medio y asesinada por la dictadura militar uruguaya dos meses después de dar a luz. Sigue desaparecida y su hija fue entregada a un policía de matrimonio estéril. Soy abuelo de una nieta de la que me robaron sus primeros 23 años de vida y que mi mujer, Mara La Madrid, que no es la madre de mis hijos, y yo buscamos y encontramos al cabo de una larga investigación. Nada de esto hubiera sido posible sin el testimonio oral de sobrevivientes uruguayos y argentinos, sin expedientes judiciales y aun militares, sin ese archivo tan particular que es el banco de datos sanguíneos de familiares de desaparecidos del Hospital Durand de Buenos Aires, sin una campaña internacional de denuncia que tuvo la solidaridad de decenas de miles de poetas, escritores, artistas y gente de a pie de 122 países, sin libros, sin documentos, sin Internet, sin videos y, sobre todo, sin la voluntad imperiosa de encontrar la verdad.

Hablo desde la experiencia argentina. ¿Por dónde empezar? ¿Por la madre de un desaparecido que año tras año y día tras día arreglaba el cuarto de su hijo y a la noche le preparaba la sopa que él solía tomar al regreso del trabajo? La sopa se enfriaba en la mesa sin remedio. ¿Por el sueño de la hija de una desaparecida? Este sueño: "Mamá vive en el departamento de la calle 47. Voy a visitarla. Tengo miedo de que me abrace y al hacerlo se convierta en fantasma". Ha pasado mucho tiempo desde la de-saparición de ese hijo y de esa madre, pero no hay final del duelo todavía. No lo habrá mientras no se encuentren sus restos y descansen en un lugar de recuerdo y homenaje. No lo habrá mientras esa madre y esa hija no sepan toda la verdad sobre su sufrimiento. No lo habrá mientras esa verdad no conduzca a la Justicia.

El infierno no termina cuando se cierran las puertas del campo de concentración y los hornos se apagan: hace un cuarto de siglo que cesó el infierno militar en la Argentina y centenares de miles de personas –hijos, padres, hermanos, familiares, amigos de los desaparecidos– viven esa segunda parte del infierno que crepita en la memoria y no hay modo de apagar. "Desde entonces, a una hora incierta/esa agonía vuelve/y hasta que mi cuento espantoso sea contado/mi corazón sigue quemándose en mí", dice el viejo marinero de un poema de Coleridge que recordó Primo Levi. Para muchos argentinos, uruguayos, chilenos, centroamericanos y nacionales de tantas otras latitudes del mundo esa estrofa poética es vida real y quema cada día.

"En nuestro país el olvido corre más ligero que la Historia", dijo el escritor Adolfo Bioy Casares. Pues no sólo en la Argentina. Desaparecen los dictadores de la escena y aparecen inmediatamente los organizadores del olvido. "¿Para qué renovar las penas? –dice Ismene a Edipo–. El dolor se sufre al recibir las penas y se vuelve a sufrir al recordarlas." El Día de Muertos, el pueblo mexicano acude a los cementerios, se sienta alrededor de sus difuntos, toca la guitarra y les canta, les pide que sigan muriendo en paz y que dejen en paz a los vivos para que los recuerden sin terrores. Pero los familiares de los desaparecidos no tienen dónde hablarles y ellos son fantasmas inciertos que vuelven a doler en la memoria.

"Los padres quedaron sin hijos y no terminan sus quejas. Conocen al fin cuál es el dolor total sin remedio", dice Esquilo. ¿Cada recuerdo trae un dolor que se amontona, capa sobre capa, y se convierte en una geología del dolor? ¿Es posible dialogar con el dolor, fingir que tiene rostro y que no es una potencia que viene y va y protesta contra la muerte del ser querido y le da cuerpo y la afirma negándola? ¿La locura sería la última puerta del dolor, una manera de convertirse en dolor para no padecerlo y desaparecer en el dolor? ¿No será ésa una forma de fundirse con la víctima y así morir con ella? Los familiares de los desaparecidos están en otro lugar. "Un loco, solamente un loco que perdió la mente olvidar puede la muerte de su padre", dice Electra. O la muerte de un hijo. No es ésa la locura de los familiares: su única "locura" consiste en exigir verdad para las víctimas y justicia para los victimarios. Es un camino lleno de obstáculos con los que se tropieza día a día. Los comisarios del olvido tienen recursos y conocen su trabajo.

Un pacto de silencio sella la boca de los militares argentinos, con pocas excepciones. Cuando sus camaradas conocen que alguno está dispuesto a hablar, lo callan con una buena dosis de cianuro: le ocurrió al prefecto naval Héctor Febres, a punto de ser condenado por los crímenes que cometió durante la dictadura militar. O desaparecen a testigos importantes de los juicios por delitos de lesa humanidad, como desaparecieron a Julio López, para agitar el miedo en las víctimas testimoniantes. La policía facilita la huida del represor atrapado o quema archivos de sus operaciones. La jerarquía de la Iglesia Católica argentina que, a diferencia de la chilena, santificó la matanza –un obispo del Vicariato llegó a decir "cuando hay derramamiento de sangre, hay redención"–, la jerarquía de la Iglesia Católica argentina, que ordenó tranquilizar a militares desasosegados porque venían de tirar prisioneros vivos al océano, se niega a abrir sus muy prolijos archivos de la época, que permitirían recuperar al menos los restos de numerosos desaparecidos.

Ciertos jueces, ciertos fiscales y ciertas instancias judiciales como la Corte de Casación argentina encajonan procesos contra los represores, quienes pueden quedar en libertad por la falta de sentencia. Y lo peor, verdaderamente lo peor, es la perversión que mancha a sectores políticos y sociales que, de un modo o de otro, por acción o por omisión, fueron cómplices de la matanza y callan lo que saben y niegan al Otro lo que saben. Y luego, por qué omitirlo, la actitud pasiva de ciertos familiares que, ante todo por falta de medios, y luego por desánimo, cansancio, resignación, desesperanza o temor, todavía temor, depositan su no hacer en los organismos de derechos humanos. Y también, por qué omitirlo, ciertos organismos argentinos de derechos humanos que burocratizan el dolor o militan contra la búsqueda de los restos de los desaparecidos "para que sigan con sus compañeritos". Así hacen tabla rasa de la historia personal de las víctimas y del lugar que ocuparon en la historia. Es la continuidad civil, bajo otras formas, del pensamiento militar.

La voluntad de corregir la memoria, como es notorio, viene de muy lejos. En el siglo V antes de Cristo, la sangrienta oligarquía de los Treinta prohibió en Atenas por decreto recordar la derrota militar que le infligiera Esparta. Cada ciudadano fue obligado a pronunciar el juramento "No recordaré las desgracias". Pasan los siglos y los vencedores siguen reorganizando el pasado a voluntad. En el año de gracia de 1040 el monje Arnold von Saint Emmeram explicaba así el método que había elegido para escribir la historia del ducado de Baviera: "No sólo es pertinente que las nuevas cosas modifiquen las viejas; también es correcto, si las viejas son desordenadas, el de-secharlas por completo, e incluso, aunque estén bien ordenadas pero sean poco útiles, el enterrarlas con reverencia". La voz de los vencidos es "desordenada y poco útil" en los manuales de historia al uso, cuyo marco de referencia esencial es el Estado. Numerosas víctimas de crímenes contra la humanidad fueron y son carne de olvido, "ese acuerdo con aquello que se oculta", al decir de Blanchot. Los que falsifican la historia así, falsifican la vida y están presentes y activas las antiguas herencias de nuestra tan moderna, o posmoderna, civilización occidental, en la que los extraordinarios avances tecnológicos conviven o malviven codo a codo con genocidios nunca vistos.

Proliferan las teorías sobre la historia como relato y otras sobre todo lo contrario. De lo primero hay pruebas más que suficientes, algunas francamente ridículas. La historia del Partido Comunista soviético ha sufrido continuos liftings con el correr del tiempo y se convirtió en un acto de predicción del pasado. Es famosa la fotografía del estado mayor bolchevique tomada días después del triunfo de la Revolución Rusa, con Lenin en el centro, a su derecha una escalera y luego Stalin. El lugar de la escalera lo ocupaba Trotski, excomulgado por el Termidor stalinista. El acto tiene pretensiones mágicas y la voluntad de abolir la historia. De ahí la importancia fundamental de los archivos de la memoria. De ahí la importancia fundamental de esta reunión. La pretensión de mutilar la memoria cívica de todos los días corrompe su salud y despeja el camino a nuevos autoritarismos.

El imperativo moral de la memoria colectiva tiene hoy más urgencia que nunca y no faltaron en la Argentina y en otros países quienes entendieron esto muy temprano y crearon y ordenaron personalmente, sin apoyo oficial alguno y movidos por su moral ciudadana, informaciones utilísimas que se pueden ver por Internet. Estos archivos contribuyen a deshacer las artimañas de los asesinos de la memoria, como ésas que pretenden que no hubo cámaras de gas y que el primer pueblo ocupado por el nazismo fue el pueblo alemán. Si queremos que la barbarie no se repita y pase al reino del nunca más, no deberían, creo, ser archivos mudos para la sociedad civil y viceversa: habría que acercar sus contenidos a sectores sociales y políticos en los que hay no poco a despejar todavía.

¿Y se podrá alguna vez despejar mentes en el estamento militar para que obedezcan a lo ético y opongan la desobediencia debida a órdenes criminales? El capitán de navío Juan Carlos Rolón, miembro de un grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada de Buenos Aires donde la marina desapareció a 5000 personas, declaró impávido: "Nos enseñaron que la tortura era una forma moral de combatir al enemigo". Se recuerda el diálogo que Hannah Arendt sostuvo con un oficial nazi que admitió haber gaseado y enterrado a prisioneros con vida en el campo de concentración de Maidanek. La pregunta de la filósofa: "¿Se da cuenta de que los rusos lo van a colgar!". La respuesta del nazi: "¿Por qué? ¿Yo qué hice?".

Las dictaduras suprimen el testimonio de las víctimas, pero llevan sus propios archivos. En Auschwitz hay gruesos volúmenes que registran la muerte de los prisioneros gaseados. En la primera columna de cada página figuran el nombre, la edad y la nacionalidad de la víctima; en las dos restantes, hora y causa de la muerte. La hora es la misma a lo largo de páginas enteras, las 8.15, o las 8.30 o las 9.00 de la mañana. También se repite la causa de la muerte, "influenza" casi siempre. Este no es sólo un acto burocrático; sustituye la vida por una mentira de papel y muestra abismos de la condición humana. Se impone abrir esa clase de archivos. Pero ésta es una decisión de Estado y, lamentablemente, todavía hay gobiernos democráticos que no se atreven a disponer que se dé ese paso indispensable. Los familiares de los desaparecidos sólo conocen la dolorosa mitad del crimen. La otra yace oculta, custodiada por centinelas militares, policiales, eclesiásticos. Jacques Derrida habló del "mal de archivo", pero ésos son los archivos del mal.

Que se me perdone la insistencia en subrayar la importancia de los testimonios orales, vehículos de una memoria que en ocasiones se transmite de generación en generación. Frente a Panamá –narra el periodista José María Pasquini Durán– hay una isla llamada San Blas en la que vive una etnia indígena. Una vez al año todos se reúnen y los ancianos cuentan a los jóvenes la historia de la etnia, que arranca del casamiento del Sol con la Luna, para que su memoria perdure. Los jóvenes comenzaron a emigrar y a quedarse en Panamá, pero mandan grabadoras a la isla para registrar el relato de los ancianos. Ahora la maravillosa historia que comienza con el Sol y la Luna está en casete y los jóvenes lo tienen en su casa entre los discos más recientes de pop norteamericano. Menciono esto porque en muchas sociedades del mundo no hay casete todavía.

En el año 1987 seguía yo exiliado en Francia y el diario recién nacido entonces para el que trabajo, Página/12, me pidió que cubriera el proceso a Klaus Barbie, el ex jefe de la Gestapo en Lyon, bautizado "El carnicero". A una víctima que le detallaba sus crímenes, Barbie dijo: "Yo no me acuerdo de nada. Si se acuerdan ustedes, el problema es de ustedes". Efectivamente: recordar y denunciar los crímenes contra la humanidad y exigir su castigo es un problema nuestro.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

PASADO, PRESENTE Y FUTURO: UNIDOS POR EDUARDO GALEANO


Comparto esta irónica entrevista al escritor uruguayo Eduardo Galeano, por un connacional suyo, sobre diversos aspectos de sus escritos y carga emocional en ellos puesto. No en vano, pasado, presente y futuro vistos desde el mismo e irrenunciable punto de vista del sujeto histórico indivisible e infracturable. La momentánea división entre pasado, presente y futuro, es al solo efecto de la mejor comprensión de una realidad compleja donde los tres elementos siempre están y deben estar presentes, a través de la memoria, la acción y la proyección, a veces mezclados de tal forma que es casi imposible diferenciarlos.

Muy por el contrario, el pensamiento único y hegemónico, al buscar segmentar los procesos, también busca segmentar la historia y los procesos de cambio, en vano intento de paralizarlos y envasarlos, sin más "conservarlos" y evitar así su superación. El pensamiento de derechas tiene como principal objetivo detener el proceso histórico y el cambio permanente de él resultante, a través del olvido cuando puede, a través de la revisión y la segmentación cuando también le es posible. Por tanto, el trabajo de recuperación de la memoria histórica, también es el del combate en el terreno de la ideas frente a la parálisis conservadora que el neoliberalismo ha propuesto como modo de vida eterno desde hace por lo menos 30 años, aunque el mundo se venga abajo. Disfruten. La ilustración es un mural realizado por Diego Rivera. Federico Tatter.


“También soy la suma de mis metidas de pata”


Por Jorge Majfud. 7 de diciembre de 2008. PAGINA 12. ARGENTINA. Entrevista a Eduardo Galeano.


I Pasado

–Una visión humanista considera la historia como un producto humano, producto de la libertad de sus individuos y de los diversos grupos que la han realizado e interpretado. Una visión antihumanista afirma que, por el contrario, esos individuos y esos grupos son el resultado de la historia misma y su libertad es una ilusión. Si me permití una limitación artificial dentro de este posible espectro, ¿dónde se situaría?

–Por lo que tengo caminado y escuchado, me da la impresión de que nosotros hacemos la historia que nos hace. Cuando la historia que hacemos nos sale más bien chueca, o es usurpada por los pocos que entre nosotros mandan, decimos que ella, la historia, tiene la culpa.

–En esta visión no hay lugar para el determinismo materialista o para algún tipo de fatalismo religioso...

–Los fatalismos son cómodos, te permiten dormir a pata suelta, el destino está escrito en los astros, la historia camina sola, no te amargues, hay que aceptar o aceptar. Los fatalismos mienten, porque si la vida no es una aventura de la libertad, que alguien venga y me explique si vale la pena vivir. Pero ojo: también mienten los iluminados, los elegidos que se atribuyen el poder de cambiar la realidad tocándola con su varita mágica: y si la realidad no me obedece, no me merece.

–Si el tiempo de las revoluciones modernas, es decir, de las revoluciones abruptas y violentas ha pasado, ¿es la progresión o la resistencia la mejor alternativa en nuestro tiempo?

–Andá a saber cuántos mundos hay dentro del mundo, y cuántos tiempos dentro del tiempo. La historia camina con nuestras piernas, pero a veces anda a paso muy lento, y a veces parece quieta. De todos modos, cuando los cambios vienen de abajo, desde lo hondo, a la corta o a la larga ellos encuentran su camino, al ritmo que quieren o pueden. Desde abajo, digo, desde el pie, como cantó Zitarrosa. Lo único que se hace desde arriba son los pozos.

–En tu último libro, Espejos, realizás un esfuerzo al mismo tiempo creativo y arqueológico sobre un vasto espacio geográfico y temporal. ¿Qué períodos de la historia crees que se llevarían el premio mayor a la crueldad y la injusticia?

–Hay demasiados favoritos en ese campeonato.

–Bueno, más puntual, ¿podrías resumir la crueldad en una imagen, en una situación que te ha tocado vivir?

–Me ocurrió hace años, en un camión que atravesaba la selva del Alto Paraná. Salvo yo, era toda gente de ese mapa. Nadie hablaba. Ibamos muy apretados, en la caja del camión, a los tumbos. A mi lado, una mujer muy pobre, con un bebé en brazos. El bebé ardía de fiebre, se quejaba. Ella sólo dijo que precisaba un médico, que en alguna parte tenía que haber un médico. Y por fin llegamos a alguna parte, no sé cuántas horas habían pasado, hacía mucho que el bebé no se quejaba. Ayudé a que aquella mujer bajara del camión. Cuando recogí el bebé, vi que estaba muerto. El asesino que había cometido esa crueldad era todo un sistema de poder, que no iba preso ni viajaba en camiones destartalados.

–Con memorias como ésa deberíamos terminar aquí. Pero el mundo sigue girando. ¿Crees que el pasado precolombino ha sobrevivido tantos años de colonización y modernización, tanto como para definir una forma latinoamericana de ser, de sentir y hasta de pensar?

–Desde hace siglos, los dioses acuden, quién sabe cómo, desde el pasado americano y desde la selva africana y desde todas partes. Muchos de esos dioses viajan con otros nombres y usan pasaportes falsos, porque sus religiones se llaman supersticiones y ellos siguen condenados a la clandestinidad.


II Presente

–¿Estamos presenciando el fin del capitalismo, de un paradigma basado en el consumismo y el éxito financiero, o simplemente se trata de una crisis más de la que saldrá fortalecido el mismo sistema, la misma cultura hegemónica?

–Con frecuencia recibo convites para asistir al entierro del capitalismo. Bien sabemos, sin embargo, que vivirá más de siete vidas este sistema que privatiza sus ganancias pero tiene la amabilidad de socializar sus pérdidas, y por si fuera poco nos convence de que eso es filantropía. En gran medida, el capitalismo se nutre del desprestigio de sus alternativas. La palabra socialismo, por ejemplo, ha sido vaciada de significado, por la burocracia que la usó en nombre del pueblo y por la socialdemocracia que en su nombre modernizó el look del capitalismo. Sabemos que este sistema capitalista se las está arreglando bastante bien para sobrevivir a las catástrofes que desata. No sabemos, en cambio, cuántas vidas podrá vivir su víctima principal, el planeta que habitamos, exprimido hasta la última gota. ¿A dónde nos mudaremos cuando el planeta quede sin agua, sin tierra, sin aire? La empresa Lunar International ya está vendiendo lotes en la luna. A fines del 2008, el multimillonario ruso Roman Abramovich le regaló un terrenito a la novia.

–Quizá presume de ser el primer hombre que le regala un pedazo de la luna a una mujer, lo que viene a ser una especie de capitalismo romántico. ¿Crees que si China, por ejemplo, tuviese una economía hegemónica pronto se convertiría en un nuevo imperio, avasallante y colonialista como cualquier otro imperio?

–Si yo fuera profeta profesional, me moriría de hambre. No acierto ni en el fútbol, que de eso sí que algo sé. Todo lo que te puedo decir es lo que puedo ver: China está poniendo en práctica una exitosa combinación de dictadura política, al viejo estilo comunista, con una economía que funciona al servicio del mercado mundial capitalista.China puede proporcionar, así, baratísima mano de obra a empresas norteamericanas como Wal Mart, que prohíbe los sindicatos.

–A propósito, en el último “viernes negro”, el día del año en que en Estados Unidos las grandes cadenas de supermercados venden al costo, una avalancha de compradores no pudo esperar a que abrieran las puertas de uno de estos Wal Mart y se llevó por delante a un empleado. El hombre murió aplastado... A pesar de todo este absurdo, ¿podemos pensar que la humanidad se encuentra en un mayor estado de derechos individuales y de conciencia colectiva? ¿Qué es lo mejor de nuestro tiempo?

–En el siglo XX, la justicia fue sacrificada en nombre de la libertad, y la libertad fue sacrificada en nombre de la justicia. Ya nuestro tiempo es el siglo XXI, y lo mejor que tiene es el desafío que contiene: nos invita a luchar para ayudar al reencuentro de la justicia y la libertad. Ellas quieren vivir bien pegaditas, espalda contra espalda.

–¿Podemos comparar la aparición de Internet con la revolución que produjo la imprenta en el siglo XV?

–No tengo ni idea, pero valga la ocasión para recordar que la imprenta no nació en el siglo XV. Los chinos la habían inventado dos siglos antes. En realidad, eran chinas las tres invenciones que hicieron posible el Renacimiento europeo: la imprenta, la brújula y la pólvora. No sé si ahora habrá mejorado la educación, pero antes aprendíamos una historia universal reducida a la historia de Europa. De Medio Oriente, nada o casi nada. Ni una palabra sobre China, nada sobre la India. Y del Africa, sólo sabíamos lo que nos enseñaba el profesor Tarzán, que nunca estuvo allí. Y del pasado americano, del mundo precolombino, alguna cosita folklórica, unas cuantas plumas de colores... y chau.

–¿Cuál es el mayor peligro del progreso tecnológico en la comunicación?

–En la comunicación y en todo lo demás. Las máquinas no son ningunas santas, pero no tienen la culpa de lo que nosotros hacemos con ellas. El mayor peligro está en que la computadora nos programe, como el automóvil nos maneja. Con asombrosa facilidad, nos convertimos en instrumentos de nuestros instrumentos.

–Como escritor y como lector, ¿qué tipo de lecturas te ocupan mayor tiempo hoy?

–Yo leo de todo, empezando por las paredes que acompañan mis pasos por las calles de las ciudades.

–¿Son la crueldad y la in-justicia las mayores provocadoras de la literatura de Eduardo Galeano?

–No. Si así fuera, ya me hubiera enfermado de irremediable tristeza. Por suerte soy preguntón, curioso de nacimiento, y ando siempre buscando la tercera orilla del río, ese misterioso lugar donde se juntan el horror y el humor.

–¿Por qué crees que será recordado nuestro tiempo en los siglos por venir?

–¿Será recordado? ¿Habrá siglos por venir? Dios te oiga, y si Dios está sordo, que te oiga el Diablo.


III Futuro

–¿El mundo se dirigirá a un mayor equilibrio de sus fracciones geográficas, sociales y culturales o, por el contrario, estamos condenados a repetir las mismas formas de lo que hoy consideramos violencia física y moral?

–Condenados... no estamos. El destino es un desafío, aunque a primera vista parezca una maldición.

–¿Una mejora de nuestro presente radica mayormente en la profundización de los valores humanistas de la tradición europea o en una revalorización de un origen perdido en los pueblos “periféricos”?

–La tradición europea no alcanza. Los americanos somos hijos de muchas madres. Europa sí, pero hay también otras madres. Y no sólo los americanos. Los humanitos todos, el mundo entero es mucho más que lo que cree ser. Pero el arcoiris terrestre no brillará, en todo su lucerío, mientras siga mutilado por el racismo, el machismo, el militarismo, el elitismo y todos esos ismos que nos niegan la plenitud de nuestra diversidad. Y dicho sea de paso, no viene mal aclarar que los valores humanistas de la tradición europea se desarrollaron mientras Europa exterminaba indios en América y vendía carne humana en Africa. John Locke, el filósofo de la libertad, era accionista de una empresa negrera.

–Sí, algo así como las democracias imperiales, desde la antigua Atenas hasta Estados Unidos. ¿Pero quiere decir eso que la historia se repite siempre?

–Ella no quiere repetirse, eso no le gusta ni un poquito, pero muy frecuentemente nosotros la obligamos. Por ponerte un ejemplo muy actual, hay partidos que llegan al gobierno prometiendo un programa de izquierda, y terminan repitiendo lo que la derecha hacía. ¿Por qué no dejan que la derecha lo siga haciendo, ya que tiene experiencia? Se aburre la historia, y se desprestigia la democracia, cuando se nos invita a elegir entre lo mismo y lo mismo.

–¿Qué rol cumplen hoy en la sociedad los intelectuales “no orgánicos”? ¿Siguen siendo, al menos en una minoría, una fuerza crítica y provocadora?

–Yo creo que escribir no es una pasión inútil. Pero esa generalización, “los intelectuales”, orgánicos o no orgánicos, no se parece mucho al mundo real. Hay de todo en la viña del Señor. En mi caso, te puedo decir que trabajo con palabras, que soy un inútil total y eso es lo único que me sale más o menos bien, y que me consta, por experiencia propia y ajena, que el acto de la lectura es una secreta, y a veces fecunda, ceremonia de comunión. Quien lee algo que de veras vale la pena, no lee impunemente. Leer un libro de esos que respiran cuando te los ponés al oído no te deja intocado: te cambia, aunque sea un poquitito, te incorpora algo, algo que no sabías o no imaginabas, y te invita a buscar, a preguntar. Y más, todavía: a veces hasta te puede ayudar a descubrir el verdadero significado de las palabras traicionadas por el diccionario de nuestro tiempo. ¿Qué más puede querer una conciencia crítica?

–Pero los escritores contemporáneos tienden a evitar esa palabra, “intelectuales”. ¿Por qué?

–Te contesto por mí, no en nombre de “los escritores”, que también son una generalización dudosa. Yo escribo queriendo decir y decirme en un lenguaje sentipensante, certera palabra que me enseñaron los pescadores de la costa colombiana del mar Caribe. Y por eso, justo por eso, no me gusta nada que me llamen intelectual. Siento que así me convierten en una cabeza sin cuerpo, situación por demás incómoda, y que me están divorciando la razón de la emoción. Se supone que intelectual es el capaz de entender, pero yo prefiero al capaz de comprender. Culto no es quien acumula más conocimientos, porque entonces no habrá nadie más culto que una computadora. Culto es quien sabe escuchar, escuchar a los demás y escuchar las mil y una voces de la naturaleza de la que formamos parte. Para decir, escucho. Escribo en un viaje de ida y vuelta, recojo palabras que devuelvo, dichas a mi modo y manera, al mundo de donde vienen.

–A propósito, ¿cuál es tu técnica narrativa, tus hábitos y conductas de escritura?

–No tengo horarios. No me obligo. En Santiago de Cuba, un viejo tamborero, que tocaba como los dioses, me lo enseñó: “Yo toco –me dijo– cuando me pica la mano”. Y yo le hago caso. Si no me pica, no escribo. Nunca he firmado un contrato que me ponga plazos para entregar un libro. En la literatura, como en el fútbol, cuando el placer se convierte en deber, pasa a ser algo bastante parecido al trabajo esclavo. Los libros me escriben, crecen dentro de mí, y cada noche me duermo dándoles las gracias, porque me permiten creer que el autor soy yo. Y dicho esto te aclaro que escribo muchas veces cada página, que tacho, suprimo, reescribo, rompo, vuelvo a empezar, y todo eso es parte de la alta alegría de sentir que lo que digo se parece, y a veces se parece mucho, a lo que mis páginas quieren decir.

–Tus libros, después de las dictaduras militares de Uruguay y Argentina, después del exilio, cambian de estilo. O quizá profundizan una característica: tu mirada sigue siendo la del rebelde inconformista, pero tu voz se vuelve más lírica. Si mal no recuerdo, fue Jean-Paul Sartre el que dijo que la técnica de un escritor remite a su concepción del mundo. ¿Cómo definirías tu estilo? ¿Refleja tu percepción del mundo o, quizá, tus aspiraciones sobre él o el estilo es algo accidental, una forma de hacer las cosas que proviene de una historia de la estética, de una influencia de la adolescencia?

–Mi estilo es el resultado de muchos años de escribir y borrar. Juan Rulfo me lo decía, mostrándome un lápiz de aquellos que ahora ya casi ni se ven: “Yo escribo con el grafo de adelante, pero más escribo con la parte de atrás, donde está la goma”. Eso hago, o intento hacer. Intento decir cada vez más con menos.

–Un elemento común de la literatura del compromiso, de las utopías revolucionarias hasta los setenta, de los años previos a las dictaduras en América del Sur, parece ser la alegría. Como ejemplo ilustrativo podríamos hacer una exposición de fotografías de los rostros adustos de los Pinochet, por un lado, y de los rostros sonrientes de los Che Guevara por el otro. ¿Existe una conexión entre la “estética de la tristeza” de la literatura del siglo XX y las fuerzas conservadoras de la sociedad? ¿En qué medida es subversiva la alegría, el epicureísmo del que hablaba Américo Vespucio refiriéndose a cierta imagen de los nativos americanos?

–Vuelvo a la costa colombiana y te cuento que allá el peor insulto es “amargao”. Nada más grave te pueden decir. Y no les falta razón, porque al fin y al cabo, no hay nada en el mundo que no merezca ser reído. Si la literatura de denuncia no es, al mismo tiempo, una literatura de la celebración, se aleja de la vida viva y duerme a sus lectores. Se supone que sus lectores deben arder de indignación, pero ellos se caen de sueño. Con frecuencia ocurre que la literatura que dice dirigirse al pueblo sólo se dirige a los convencidos. Sin riesgo ninguno, se parece más a la masturbación que al acto del amor, aunque según me han dicho el acto del amor es mejor, porque se conoce gente. La contradicción mueve la historia, y la literatura que de veras estimula la energía de cambio nos ayuda a adivinar los soles secretos que cada noche esconde, esa humana hazaña de reír contra toda evidencia. La herencia hebreo-cristiana, que tanto elogia el dolor, no ayuda mucho. Si no recuerdo mal, en toda la Biblia no suena ni una risa. El mundo es un valle de lágrimas, los que más sufren son los elegidos que suben al Cielo.

–¿Cómo imaginás el mundo dentro de cincuenta años?

–Con la edad que tengo, me imagino que dentro de cincuenta años ya no estaré. Como ves, tengo una imaginación prodigiosa.

–Alguna vez Onetti dijo que él escribía para sí mismo. ¿Galeano escribiría si tuviese la poca fortuna de ser el único sobreviviente de una catástrofe mundial?

–¿El único sobreviviente? ¡Uy! Me moriría de aburrimiento. Quizás escribiría igual, porque tengo el vicio, pero escribir para nadie es peor que bailar con la hermana. Onetti se enojó conmigo cuando una noche cometí una juvenil insolencia. El me dijo eso, que él escribía para él, y yo le propuse llevarle al Correo esas cartas para Juan Carlos Onetti, calle Gonzalo Ramírez, Montevideo, etc., etc. El se cabreó. Se cabreó porque mentía, y bien lo sabía. Quien publica lo que escribe, escribe para los demás.

–¿Qué harías diferente si tuvieses la experiencia y la oportunidad de hacerlo de nuevo? ¿De qué se arrepiente Eduardo Galeano hoy?

–No me arrepiento de nada. Yo también soy la suma de todas mis metidas de pata.