CONTRA TODA FORMA DE IMPUNIDAD Y DISCRIMINACION EN EL PARAGUAY
El Informe Final de
Este Informe Final, está compuesto de 8 tomos, y aún así es una síntesis de tanto horror relatado por quienes directa o indirectamente lo sufrieron. Por tanto, también es necesariamente perfectible y actualizable en forma permanente. Logró salir a la luz pública en una primera edición gracias a diversas cooperaciones institucionales en diciembre de 2008, tanto en versión impresa como en versión digital. La versión digital, incluye además, un video documental de 40 minutos y una versión resumida del mismo, de 15 minutos de duración. La distribución de estos documentos ha sido y es, hasta la fecha, totalmente gratuita. En esta línea, sostenemos que las nuevas ediciones ampliadas y corregidas, en el formato que fueren, de éste y otros m materiales que lo enriquezcan, precisen y amplíen, deberían ser siempre gratuitas y asumidas como responsabilidad permanente del estado paraguayo. Desde su confección hasta su difusión amplia a nivel nacional e internacional. El Informe Final completo en su primera edición, es posible obtenerlo y “bajarlo” desde Internet, en formato PDF, en el sitio web: www.verdadyjusticia-dp.gov.py
CREEMOS QUE ES UN APORTE HACIA
El Informe de
El golpe stronista perfeccionó un estado policíaco preexistente que había comenzado a estructurarse desde 1947, sometiendo a la sociedad a un férreo control mediante una concentración rápida, creciente y violenta del poder arbitrario que incluía la violación sistemática de los derechos humanos. Paraguay se transformó en un aliado automático del plan neocolonial norteamericano. Había carta blanca. Había terreno fértil. Había confianza en los actores.
La llamaron “democracia sin comunismo”, “unidad granítica del partido, las fuerzas armadas y el gobierno”, e intentó mantener relaciones fuertes con similares como Taiwán,
En su aspecto económico y social, el modus operandi represivo fue funcional a la conservación de la pirámide de concentración de riqueza y exclusión de la mayoría ciudadana. Su herencia es la insostenible brecha de desigualdad heredada en la actualidad. El poder de la dictadura se basó en el aparato militar, policial y partidario oficial en la cúspide, acompañado y acompañando a las grandes corporaciones de intereses económicos y sociales, que obtenían beneficios por encima del mercado con la cercanía al poder. Cuanto más arbitrario y concentrado, mejor. El Estado es un negocio para fuertes. El sistema de delación y control horizontal integrado al sistema represivo, vigiló todo intento de organización del colectivo mayoritario excluido y oprimido de la población del país. El control sobre los ciudadanos paraguayos en el exterior, especialmente en los países y ciudades limítrofes, fueron emplazados como una prioridad de Estado. La discriminación a la migración paraguaya se mantiene y es una herencia dictatorial, pues hoy aún siendo la segunda aportante de remesas, tiene vedado constitucionalmente el derecho a voto.
El régimen, utilizó los distintos intentos de resistencias armadas y/o clandestinas contra la dictadura como excusa válida ante la población y la comunidad internacional, para emprender en forma expansiva campañas punitivas y aleccionadoras sobre grandes sectores de la población civil, como el ataque a Jejuí de 1975,
DOCTRINA DE
El aparato represivo de la dictadura manipuló la ley y el poder judicial en su totalidad a su favor. Y aquí no hay excepciones. Anuló todas las garantías formales, promulgó leyes represivas (209, 294), y hasta instaló tribunales especiales en el Caso Ortigoza y otros. Proscribió la actividad de los partidos y asociaciones políticas en forma sistemática, algunos de ellos hasta su aniquilamiento, y dejó algunos movimientos restringidos, pero fuertemente vigilados, incluso desde adentro de los mismos. Hoy el estado paraguayo firmó todos los tratados y convenciones competentes en derechos humanos, ya no quedan más que algunas ratificaciones sin reservas como
La existencia de un estado de sitio permanente que nunca fue reglamentado ni levantado durante 35 años, permitía al propio régimen desconocer o aplicar la ley cuando le fuera útil, siempre con uso desproporcionado del poder. El terrorismo de Estado, se desplegó y atacó siempre en forma excesiva, abierta y ejemplarizante. Sus acciones antes que clandestinas, fueron propagandizadas, extendiendo el terror hacia otros grupos sociales, políticos o religiosos que objetivamente no constituyendo un blanco necesario, debían recibir el mensaje, de que podían, y muy probablemente serían los próximos. Hoy, la participación activa en la vida pública sigue siendo un riesgo, especialmente en las zonas rurales y con grave peligro en las zonas de fronteras, donde la ausencia del estado nacional paraguayo es notoria. Y donde no está el estado, además de la miseria, se instalan las mafias de todo calado. Y este es un tema a resolver en la actualidad en democracia. Tal vez con más democracia.
El aparato represivo recurrió de manera excepcional al sistema judicial, puesto que la mayoría de las privaciones de la libertad se practicaron sin orden de juez interviniente, y muy pocos detenidos contaron con un proceso, y en esos escasos, no se respetaron las más mínimas garantías, hasta el punto que el proceso penal se transformó en un brazo más del aparato represivo. Muchos abogados y funcionarios judiciales de aquel período antes que ser sancionados socialmente, continuaron durante la transición, y muchos ascendieron llegando a ser fiscales, jueces, camaristas y ministros de Corte hasta la actualidad.
COOPERACION REPRESIVA ILEGAL ENTRE DICTADURAS
Esta fue una constante. El régimen dictatorial, tuvo la capacidad de ser tomado en cuenta por otros gobiernos para articular sus acciones y coordinar su inteligencia, logística y operaciones de manera clandestina e ilegal otros aparatos represivos. Uno de los ejemplos claves es
Un elemento no menor, el aparato fue implacable contra los sectores populares, campesinos, obreros, indígenas. Para ejercer un patrón discriminatorio contra grupos más vulnerables que fueron despreciados por los victimarios y por otra parte, con un criterio costo-beneficio, ya que la violación de derechos de una persona con mayor influencia o prestigio podría acarrear desventajas al régimen.
También se ejerció una particular y brutal represión contra los miembros de organizaciones proscriptas y clandestinas, tanto políticas como armadas, dirigentes populares opositores y militares profesionales no alineados con el régimen. El aparato represivo participó en matanzas de pueblos indígenas y permitió la trata de niños y niñas. Así mismo, la violencia sexual sobre todo contra mujeres y niñas fue una grave violación de derechos humanos fomentada por el aparato represivo, que tuvo su máxima expresión en la esclavitud sexual de niñas practicada por oficiales del Batallón Escolta Presidencial durante décadas.
Estas consideraciones permiten concluir que el régimen stronista a través de su aparato represivo aplicó el terrorismo de Estado con planes diseñados previamente, con órdenes genéricas y específicas asumidas y cumplidas como política de estado. Las acciones emprendidas revelan en forma meridiana la existencia de metodologías, patrones de conducta y modus operando ordenados y cumplidos en forma sistemática, siendo de conocimiento general, que las mismas incluían reglas y arbitrariedades explícitas y consentidas por todos sus integrantes. Por estas razones se puede calificar el caso paraguayo como un caso de “responsabilidad internacional estatal agravada por crímenes de Estado”, y de violación de todas las normas del derecho nacional e internacional tal como sentencia
TRANSICION CONTROLADA BAJO EL MANTO DE
El golpe tardío de 1989, significó un enroque y cambio de guardia, para cambiar personas y lavar la cara ante el nuevo escenario del mundo unipolar con una democracia electoral limitada, pero que tuvo especial cuidado en no modificar los fundamentales del sistema político heredado, peor aún, sirvió para darles blindaje constitucional contra una reforma agraria integral, contra el voto de los paraguayos en el exterior, como ejemplo. El general Andrés Rodríguez, en 1991, emitió una orden general de destruir todo vestigio clave, todo archivo clave, en referencia a las violaciones a los derechos humanos, en referencia al uso y abuso de los bienes del estado durante décadas especialmente a cargo de los militares y los nuevos dueños del proceso, hasta el punto que los Estados Unidos a pesar de su ley FOIA, en 1994, re-clasificaron documentos anteriormente desclasificados para favorecer la inmunidad de los nuevos buenos socios y aliados automáticos.
El proceso de transición no pudo evitar la continuidad de la salvaje concentración de la tierra que se iniciara y para la cual fue instalada la dictadura. Peor aún, se agravó en los últimos cinco años con la expansión violenta de la frontera agrícola ante el agronegocio, cuyas consecuencias sociales y medioambientales aún no se pueden cuantificar con claridad, elevando en forma abrupta la cantidad de campesinos “sin tierras”, de jóvenes “sin futuro, sin trabajo” agolpándose en las periferias urbanas, elevando artificialmente el precio de la tierra y los alimentos. Por otro lado, en el período de transición, de
En este marco de contradicciones, desde el 2005 al
TRANSICION TARDIA
Desde el 15 de agosto de
SIN DERECHOS HUMANOS NO HAY DEMOCRACIA
Por tanto, no vemos mejor instrumento para la construcción de una sociedad democrática de pleno disfrute de derechos, que la recuperación de la memoria de lucha de nuestro pueblo y de los pueblos latinoamericanos, a través de la creación y sostenimiento de redes sociales horizontales y solidarias, nacionales y regionales, como las mejores garantías válidas de no retorno, las mejores para la construcción de un estado social de derecho, con el ser humano como eje, para todos y todas en su inmensa diversidad y en todo el territorio.
Hoy es posible terminar de cambiar definitivamente este status quo conservador por un nuevo contrato social superador, endógenamente democrático, inclusivo, solidario, que asuma nuestra rica historia, identidad y diversidad, en un nuevo escenario regional y mundial. Durante el año 2009, y como primer resultado del Informe de
DERECHOS HUMANOS COMO HERRAMIENTA DE CAMBIO
La promoción y defensa de los derechos humanos en forma integral pueden y deben ser una herramienta estratégica para el cambio desde la sociedad y el estado. Aquellos pueblos, naciones, colectivos que han recuperado, protegido su memoria de lucha, mantuvieron o reconstruyeron su tejido social solidario a pesar de las específicas políticas de represión, división, control interno del terrorismo de estado del pasado reciente. Estas naciones y colectivos estuvieron y están hoy mejor preparadas para enfrentar las nuevas versiones de intervención neocolonial, a la vez que están mejor posicionados para levantar las banderas más dignas de autodeterminación con distribución equitativa de la riqueza socialmente generada. Por un Bicentenario sin impunidad para ningún genocida. Por un Bicentenario sin discriminaciones. Por un Bicentenario con pleno disfrute y protección de los derechos humanos para todos y todas con verdad, justicia y memoria.