lunes, 4 de mayo de 2015

SOLIDARITÉ AVEC LE PARAGUAY EN 1979

La dictadura 1954-1989, fue una de las más desconocidas del mundo. Por el encierro del régimen y su férrea barrera informativa. Por la acción de sus jerarcas que negaron las denuncias a nivel internacional. No obstante, existió gran esfuerzo de cientos de paraguayos y ciudadanos del mundo que han tratado de romper ese bloqueo, presentando denuncias con gran precisión a medios de comunicación, estados y organismos internacionales.
Hoy relataremos una acción del “Centre D’information et de Solidarité avec le Paraguay, CISP”, con sede en Ginebra Suiza, quien en 1979 envió precisos informes de detenciones y posteriores asesinatos y desapariciones forzadas en el Paraguay, a organismos multilaterales de protección a los derechos humanos, entre ellas, a la Subcomisión de Prevención de la Discriminación y Protección de las Minorías de las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza, el 14 de agosto de 1979, quien debía reunirse seis días después para tratar el tema entre otros.
Uno de estos informes, terminó en manos de ex jerarcas del régimen stronista, quienes se dedicaron a obstaculizar y contener la avalancha de denuncias y evitar que se iniciaran investigaciones judiciales internacionales sobre el Paraguay. El régimen stronista, dentro de su sistema represivo, contó con una red de encubrimiento a nivel internacional, que se encargó de negar, minimizar y defender al régimen ante instancias internacionales en forma permanente.
Fue un trabajo para “pechos fríos de trajes grises”. Donde hubo una denuncia internacional, apareció un “jerarca pecho frío” para negar y desvirtuar. Aquí los hechos.
El CISP sustentó su presentación a la ONU por: “…1) la heroica lucha de nuestro pueblo por la vigencia de los derechos humanos, 2) la constatación de que en los momentos actuales constituye un motivo de grave preocupación para los diversos organismos internacionales gubernamentales y no gubernamentales, afectados en el campo de la defensa de los derechos humanos, los numerosos acontecimientos que se han dado en los últimos años y que por su magnitud y gravedad han soliviantado la conciencia civilizada del mundo, 3) la convicción de que los señores miembros de la Sub Comisión, munidos de informaciones documentales responsables comprenderán mejor el drama de un cuarto de siglo de nuestro país, el Paraguay, y sabrán proceder en consecuencia”.
El CISP reconoció que el informe aportado en once páginas, tenía aún datos provisorios e incompletos, y que la situación en realidad, revistiría una mayor gravedad de la expuesta. No obstante, describió la detención arbitraria y posible posterior desaparición de 43 ciudadanos con un breve relato circunstanciado por caso. Por el otro, describió seis casos agrupados de asesinatos y mutilaciones, campesinos, obreros, intelectuales y profesionales, estudiantes, y oficiales de las fuerzas armadas. El informe concluyó con una lista muy incompleta de 12 casos de paraguayos desaparecidos en la Argentina. En la actualidad, el propio estado democrático argentino, busca a más de 120 paraguayos desaparecidos en Argentina.
El informe CISP DE 1979, describió un panorama desesperante: “La práctica sistematizada del arresto y la posterior desaparición del prisionero político configura una nueva y de la más grave categoría represiva en la historia de un cuarto de siglo de persistente violación de los derechos humanos fundamentales en el Paraguay. Y esto, en razón de que la detención y el paradero de las víctimas se niegan, a pesar de existir testigos y numerosos elementos probatorios de que han sido apresados por órganos oficiales llamados de seguridad…”.
“Obsérvese que en estos casos a la privación ilegítima de la libertad se suma la angustia de los familiares que se ven impedidos de ejercer los recursos legales establecidos y de prestar la asistencia material y moral a sus seres queridos. Y un hecho debe subrayarse aquí, lo que resulta como corolario de esta situación: Los familiares deben realizar un humillante y macabro peregrinaje, intercalando dependencias gubernamentales con los basurales o los montes, donde aparecen cadáveres anónimos, para saber la suerte corrida por sus seres queridos desaparecidos”.
Este tipo de escalofriantes informes, fueron rebatidos oficialmente por el estado dictatorial paraguayo, a través de sus “jerarcas pechos fríos de trajes grises”, quienes argumentaron que en el Paraguay se vivía una inusual democracia progresista, reinaban las leyes y los derechos.
No obstante, hoy en 2015, la realidad terca, aún expone al Paraguay y al mundo, la búsqueda de más de 336 desapariciones forzadas sin identificación como corresponde. Y a pesar de “La solidarité mondiale avec le peuple paraguayen”, los familiares de desaparecidos, condenados casi de por vida, a continuar revolviendo basurales, sin justicia.

Federico Tatter.
3 de mayo de 2015. Asunción, Paraguay.