martes, 19 de julio de 2011

DECLARACION DE LA PRIMERA JORNADA NACIONAL DE LA MESA NACIONAL POR LOS DERECHOS HUMANOS EN EL PARAGUAY


El poder del pueblo es la garantía para la vigencia real de los derechos humanos y la existencia de una democracia verdadera

Tenemos que luchar contra los resabios terroristas que todavía existen y martirizan a nuestro pueblo, con especial crueldad a los más pobres y excluidos.

Y aún más importante es unirnos por el nunca más al terrorismo de estado que las minorías privilegiadas y amenazan reimplantar, sabiendo que nunca han perdido poder ni económico ni político.

Solicitamos y exigimos a las autoridades, corregir rumbos y dar pleno cumplimiento a las recomendaciones de la comisión de verdad y justicia, y dentro de ellas, comenzar en serio con la recuperación de las tierras y bienes mal habidos, y de una vez avanzar en el juicio y castigo a los responsables de crímenes de lesa humanidad, del pasado y del presente, aun impunes.

Necesitamos participar y contribuir entre todos y todas por la realización del programa y el proyecto aprobado mayoritariamente por nuestro pueblo el 20 de abril de 2008, incluso profundizándolo:

1. Por la democracia participativa.

2. Por la soberanía nacional.

3. Por la reforma agraria integral.

Y profundizar el proceso a través de políticas de estado en derechos humanos como prioridad rescatando todas las memorias e historias de lucha nuestro pueblo.

Solo defendiendo los derechos humanos fundamentales como causa nacional, podrá progresar el Paraguay en un clima de justicia social, inclusión y bienestar general de las mayorías trabajadoras y el pueblo todo.

Solo así será verdad la consigna: nunca más al terrorismo de estado en el Paraguay y por la construcción de un estado realmente democrático en base a políticas de derecho.

Asunción, Paraguay, 16 de julio de 2011.


jueves, 3 de febrero de 2011

MIRADA SOBRE LA DICTADURA ESTRONISTA

Comparto material confeccionado por la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay, a propósito del 2 y 3 de febrero, a 22 años del golpe militar, fecha en que se conmemora el fin de la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989), luego de 35 años de implantación del terrorismo de estado y la doctrina de seguridad nacional dentro de un modelo totalitario de gobierno que abarcó control férreo y opresivo sobre la casi totalidad de la administración pública y las organizaciones de la sociedad civil.

MIRADA SOBRE LA DICTADURA ESTRONISTA

Autor: CODEHUPY.

“Cualquiera que sea la posición de su propaganda oficial, el régimen de Stroessner no tiene realmente miedo a la subversión. De lo que tiene miedo es de la democracia”.

Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, fechado en 1980.

La dictadura de Alfredo Stroessner tuvo particularidades que la diferenciaron de otros procesos autoritarios de la región, a los cuales, además, superó ampliamente en duración.
Desde el principio, el régimen de Stroessner demostró una evidente aspiración totalitaria, ya que no se limitaba a detentar el poder político institucional sino que buscó el control absoluto del conjunto de la sociedad. Esta característica explica la fuerza, longevidad y gravedad de los efectos sociopolíticos y económicos de la dictadura.

La estructura y el funcionamiento del stronismo se apoyaba en dos elementos fundamentales. Con el poder en sus manos, el dictador Stroessner emprendió una purga de los cuadros de oficiales de las Fuerzas Armadas, desechando a todos los elementos políticamente desleales. De inmediato, se aseguró el respaldo de la cúpula militar en el mando mediante ascensos, privilegios, asignación de tierras fiscales y todo tipo de negociados que incluyeron también la protección del contrabando y el narcotráfico. Un eje crucial del esquema stronista fue la partidización de las FFAA, en cuyas filas solo se podía ingresar y escalar siendo afiliado a la ANR y exhibiendo la más indigna obsecuencia hacia el dictador.

El segundo elemento fue el Partido Colorado, el cual aportó el sostén político al régimen a través de sus 229 seccionales en todo el país y la aplicación del clientelismo político a límites inauditos. La ANR funcionó como partido único hasta 1963 y como partido hegemónico en los años siguientes hasta la caída del dictador. Además de ser el factor de legitimación de Stroessner, el Partido Colorado contribuyó incluso con la incorporación de sus afiliados a grupos de represión parapolicial.

La lógica del sistema stronista lo llevó a extender sus ramificaciones y organismos de control y dominación mucho más allá del Estado. En este ámbito no había, de hecho, posibilidad alguna de disenso o pluralidad ya que mediante la afiliación compulsiva en la administración pública (civil, policial y militar) la estructura estatal estaba completamente subordinada a la dirigencia política del stronismo. Sin embargo, los tentáculos se extendieron a sindicatos, gremios empresariales, centros estudiantiles e instituciones culturales afiliaban y mantenían bajo un férreo dominio a la sociedad civil. Se consolidó así el papel de la ANR, como una enorme maquinaria de vigilancia, delación y control. En donde hallaba resistencia al control corporativo o se mantenía cierta autonomía de la sociedad, la dictadura recurrió a la cooptación de la representación social. Un caso típico de esto son las asociaciones de profesionales colorados (médicos, abogados, contadores, etcétera) que disputaban la legitimidad de las organizaciones genuinas de estos sectores.

Bases doctrinarias de la dictadura

Más que una ideología propiamente dicha el basamento doctrinario del régimen de Alfredo Stroessner fue un difuso conglomerado de elementos nacionalistas, tradicionales y autoritarios con los que buscó impregnar a toda la sociedad paraguaya.
A diferencia de las grandes ideologías de la época, la dictadura estronista no encarnó jamás un proyecto histórico, ni postuló la creación de un “hombre nuevo” ni pretendió transformar radicalmente la economía y la sociedad.

En sus contenidos discursivos, la tiranía de Stroessner apeló a un nacionalismo elemental y de corte militarista sustentado en el culto al Mariscal Francisco Solano López y a la Guerra de la Triple Alianza, la heroicidad de la raza paraguaya, el odio a los Legionarios, etcétera. Los impulsores de esta corriente -y, por lo tanto, principales ideológos del estronismo- fueron los colorados Juan E. Oleary y J. Natalicio González.


Desde sus inicios, de hecho, la dictadura de Stroessner se alineó sin objeciones a la doctrina de la Seguridad Nacional propugnada por EEUU y se declaró en cuanta tribuna internacional pudo como una “democracia sin comunismo”. El discurso anticomunista fue central en la política represiva del régimen. Sin embargo, en realidad, el estronismo nunca consideró al comunismo o a las agrupaciones políticas de izquierda como un peligro real. Su feroz anticomunismo servía de elemento de legitimación la represión a otros sectores, sin que importara la ideología ya que más de una vez alcanzó incluso a grupos conservadores.

No hay mejores palabras para explicar estos mecanismos de la dictadura que las contenidas en un informe de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas fechado en 1980: “Cualquiera que sea la posición de su propaganda oficial, el régimen de Stroessner no tiene realmente miedo a la subversión. De lo que tiene miedo es de la democracia”.

ENLACE: http://www.codehupy.org/dictadurasnuncamas/mirada_stronismo