domingo, 8 de noviembre de 2015

NO RESISTEN ARCHIVOS

Por Federico Tatter @Fedetatter ‪#‎relatosbreves‬ ‪#‎eranegra‬ ‪#‎paraguay‬ ‪#‎Paraguaynotecalles‬ ‪#‎Memorianotecalles‬
El documento. Durante el mes de noviembre de 1987, se llevó a cabo la XVII Conferencia de Ejércitos Americanos, CEA, en la balnearia ciudad de Mar del Plata, Argentina. En ese momento, la mayoría de los países estaban transitando procesos de democratización limitada tutelada bajo el Consenso de Washington, otros estaban en vías de ingresar a procesos más profundos de transición, y el Paraguay, vivía aún bajo la misma dictadura terrorista de estado, que mantenía a la nación paraguaya sojuzgada desde 1954. Sin dejar de anotar que en estricto sentido, con la sola excepción de una breve primavera democrática de escasos seis meses en el año 1946, el Paraguay nunca vivió un proceso democrático liberal formal real.
La Secretaría Ejecutiva Permanente de la CEA, produjo un documento bajo la carátula de “reservado”, que contenía incluso en su interior, algunos fragmentos, calificados de “secreto”. Un puñado de militares y exmilitares que no comulgaron con el terrorismo de estado cívico-militar en el cono sur, filtró el mismo y pasó de mano en mano por el movimiento de derechos humanos y de familiares de desaparecidos. Muchas madres de desaparecidos rescataron el informe, que en pleno 1987, los seguía considerando como “enemigos internos”, como el punto 4 de la probable evolución de la coyuntura que sentenciaba, en carácter de secreto: “La subversión tratará por todos los medios de buscar la unidad dentro de los distintos grupos, que orientados por tendencias distintas operan independientemente”.
El valor del rescate del documento. Muchos años después, varios investigadores y académicos, reconocieron que los familiares de desaparecidos políticos, encararon con seriedad su labor de denuncia y hasta tuvieron la posibilidad de realizar inteligencia sobre las características fundamentales de los ejércitos de las dictaduras latinoamericanas que decidieron en Whasington, el Canal de Panamá, y en varias embajadas extracontinentales, considerar a las poblaciones civiles latinoamericanas y sus liderazgos sociales, como objetivos militares a controlar y destruir.
Algunos redactores del documento. Por parte de la dictadura cívico-militar stronista, participaron el general de división don Andrés Rodríguez, el general de brigada don Rafael Benito Guanes Serrano, y el general de brigada don Francisco Sánchez González. El primero, Andrés Rodriguez, comandante de la Caballería, relacionado familiarmente al dictador, integró el primer anillo de la dictadura desde sus inicios y se consolidó luego de la purga de los capitanes en 1962, conocido por hacerse multimillonario dejando solamente de fumar, fue cabeza de varios grupos de enriquecimiento, y también, cabeza de un golpe cívico-militar palaciego en 1989 bajo recomendación norteamericana. El segundo, Rafael Benito Guanes Serrano, considerado principal planificador y ejecutor de la Operación Cóndor en Paraguay junto a Alejandro Fretes Dávalos, fue un aficionado a la acumulación de tierras paraguayas para la reforma agraria, y conocido por sus artes en el mundo de la inteligencia militar. El tercero, Francisco Sánchez, fue conocido como el hombre fuerte de la III división de infantería con asiento en San Juan Bautista de las Misiones, quien desde 1969, organizó su propia red de inteligencia militar, con seccionaleros, comisarios rurales y docentes, todos del partido de estado, sobre las incipientes ligas agrarias campesinas, mucho antes de la gran represión de 1976, y fue quien acompañó el golpe palaciego de 1989, reemplazó a Alcibíades Brítez Borges, otro gran aficionado a las tierras ajenas, para transformarse en el primer jefe de policía del poststronismo, quien tuvo a su cargo la guarda y depuración de los archivos de la represión política de Pastor Coronel, para su parcial destrucción y eventual hallazgo de los vestigios que conocemos como “del terror”.
Parte del contenido del documento. Y hablando del terror, de acuerdo a las deliberaciones, los diversos representantes de los ejércitos americanos, expresaron “el terror”, a toda forma de democracia real, en el proyecto de acuerdo número 4, de la página 27 que expresó textualmente: “Que la libertad irrestricta de los medios de comunicación establecida constitucionalmente para servir a los intereses nacionales de un país es aprovechada directa o indirectamente por la subversión para socabar los fundamentos de la sociedad, en su clara intensión de destruirla y reemplazarla por otra presuntamente más justa” (sic). Quedó muy claro, que cualquier escenario de pseudo democracia o democracia simulada, podría tolerarse por el temperamento militar, siempre y cuando, estuvieran los medios de comunicación bajo estricto control. (Haga un repaso del caso paraguayo, medio por medio, corporación por corporación).
Es lógico que los familiares de desaparecidos, tuvieran expresos recaudos al caracterizar el llamado proceso de transición en el Paraguay luego de 1989, sus peligros y enormes contradicciones, para alcanzar un real proceso de verdad, justicia y memoria.
En Paraguay, hay militares que no resisten a los archivos. Por ello, han recurrido a "limpiezas parciales" y enredos con archivos. ¿Le suena?

Federico Tatter.
18 de octubre de 2015. Asunción, Paraguay.
Corregido por Eugenia de Amoriza.

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