sábado, 18 de abril de 2015

EL AFORTUNADO PRINCIPE AZOD

La República del Paraguay no fue tan afortunada, pues debió albergar en la nómina pública, al fino príncipe persa Abounasrd Azod, con exilio dorado en la costa azul francesa, como adicto a la embajada paraguaya en Francia desde 1982. No hablaba castellano. Pero ostentó un preciado pasaporte diplomático de la República del Paraguay, para pasearse por el mundo, impune e inmune. Miles de paraguayos deambulaban por el mundo sin pasaportes de su país. El Príncipe lo tenía de arriba, y diplomático.
El noble persa, perteneció a la corte del Sha de Irán, quien fuera derrocado el 16 de enero de 1979 por la revolución popular encabezada por el Ayatollah Jomeini.
El Príncipe Azod, de rancio abolengo y fina formación europea, terminó siendo un gran amigo del único artillero corazón de acero de este lado del mundo. Ello le valió una gestión expréss para incluso ser naturalizado como paraguayo, sin jamás haber residido en el país.
Y a tal grado llegaron las relaciones carnales, que a través del decreto presidencial del 30 de agosto de 1982, rubricado por el serenísimo ministro Alberto Nogués, el noble Príncipe fue nombrado Adicto Comercial a la Embajada de la República del Paraguay en la República de Francia, cargo que ostentó, con las turbulencias propias de su estirpe ganadora, hasta que por otro decreto presidencial del 26 de febrero de 1993, el presidente constitucional del Paraguay, también un general, se vio obligado por situaciones vergonzantes y malos tragos ante las autoridades francesas, a dar por terminadas sus funciones. La queja del "Quai d'Orsay", radicaba en que por qué el pequeño país de Sudamérica daba tantos cargos y pasaportes diplomáticos con derechos a inmunidades, a ciudadanos de otros países que nada tenían que ver con Paraguay, jamás habían vivido en Paraguay y nada hacían para y por el Paraguay.

Federico Tatter.
17 de abril de 2015. Asunción, Paraguay.

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