sábado, 21 de febrero de 2015

BANCA SUIZA Y DICTADURA. LAS NARANJAS DE GRAMONT

Dicen los negadores, le secundan fervorosos los minimizadores, y hasta asienten vergonzantemente, mirándose el ombligo, los subalternizadores: “La dictadura stronista es un tema del pasado”. Miremos augustos, todos juntos un futuro brilloso. Dejemos para los historiadores del año 2100, hurgar en algunas pelusitas bajo la alfombra. Cuando a nadie importe, y sin traumas, se editen libros de texto, para que otra vez no ocurra. Obviamente, los fraudes y las estafas, por lo menos de esta forma, no volverán a ocurrir. El delito, siempre está dos pasos adelante.
Pero, qué porfiada la memoria. La ruina de la fábrica procesadora de naranjas “La Rosi SA”, sigue allí, ruinosa y humillante. “Lapachos de San Isidro SA”, siquiera tuvo necesidad de una palada inicial.
¿Por qué la banca suiza, experta en lavar fortunas de bandidos, no le daría amplios créditos a un truhán de alto vuelo, y sobre todo, si tenía el sellito de una dictadura tropical?
Resultó que el tal Gustavo Gramont Berres, de nacionalidad uruguaya, fue nombrado Cónsul Honorario del Paraguay en Suiza y luego Embajador Itinerante de la dictadura, por el propio Alfredo Stroessner. Luego del golpe de 1989, todo se cae. Cuando se descubre, a medias, que el prócer no era uruguayo, y tampoco se llamaba Gustavo. Era todo trucho, como el gobierno que le dio el cargo. Resultó que era argentino, nacido el 30 de julio de 1930 en la Provincia de Buenos Aires, y llevaba como nombre, Benjamín Levi Avzarradel. Creer o reventar.
El pícaro Benjamín, quien además de ser nombrado por una criminal y corrupta dictadura bajo un nombre y nacionalidad falsas, deviniendo nulo e ilegal su cargo y todo lo que haya tocado del estado paraguayo. Muy probablemente, haya sido en realidad, un agente encubierto de la mafia financiera internacional, que anidó desde añares en la recoleta Suiza. Para emprender bajo rótulos bienintencionados de "créditos para el desarrollo" y cosas por el estilo, estafas a gran escala para y entre estafadores de estados bandidos (todo quedaría en familia), habida cuenta que las llamadas deudas soberanas, la pagan los pueblos, no los gobernantes de turno, ni sus funcionarios contratados.
El estado paraguayo de la transición no se avino a pagar los cerca de 100 millones de dólares de la brutal tragada a varias puntas. No obstante, la firma Overland Trust Banque, quien dio el crédito originario a una persona inexistente y trucha, nombrado por una dictadura espuria, logró vender su deuda a por lo menos 10 bancos especializados en litigar deudas de semiestados, y además asociados en sindicatos de cobradores. Hoy se les llama a estas operaciones por su nombre, operaciones buitre.
El muy probable operador de la mafia financiera internacional, Benjamín Levi Avzarradel, alias Gustavo Gramont Berres, no terminó sus días como el experto financiero Roberto Calvi del Banco Ambrosiano, quien fue encontrado colgado, y conveniente “mudo”, del puente "Blackfriars" en Londres en 1982.
Dicen fuentes de prensa, que el ex embajador itinerante de Stroessner, cayó detenido en EEUU, y fue extraditado al Paraguay en 1991. Siete
años después, desde Paraguay, fue extraditado a Suiza.
Dicen otras fuentes, que el “camaleón de las finanzas”, ahora estaría viviendo libre en España, o tal vez ya en otro país, presumiblemente bajo otros nombres. Ahora dígame Usted, ¿Quién puede encubrir a una persona por tan graves delitos, en tantos países, con tantas identidades, sino es la gran mafia financiera, cuyas algunas de sus pelusas, a veces salen a la luz, para tranquilidad de algunas conciencias y para esconder mejor al lote VIP?
No hay registros que Benjamín, alias Gustavo, haya devuelto dinero alguno. Si se quedó con algún vuelto. ¿No le parece que hubiera elegido un banco suizo para guardarlos?

Federico Tatter.
20 de febrero de 2015. Asunción, Paraguay.

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