lunes, 23 de febrero de 2015

UNA AGREGADA MUY EXIGENTE

Este relato, es en parte, una continuidad de “El Affaire Azod”. Quien fue un raro príncipe iraní, nombrado por decreto presidencial del 30 de agosto de 1982, firmados por el ministro de relaciones Exteriores, Alberto Nogués, y el dictador Alfredo Stroessner, como Adicto Comercial a la Embajada de la República del Paraguay en la República de Francia. Nada Más y nada menos. ¿Cómo se entiende?
Sin hablar español, menos guaraní, sin tener relación alguna con el Paraguay, el noble persa cuyo nombre era Abounasr, fue sujeto de la reforma agraria del stronismo, con 75.000 ha (más de tres veces la extensión actual de la ciudad capital de Asunción del Paraguay), en el paraíso chaqueño de Nueva Asunción, con la promesa de crear allí un imperio azucarero que eclipsara a los existentes en el oriente medio. ¿Un filántropo extravagante, residiendo en la Costa Azul? No hay filántropos con mansiones en la Costa Azul.
Sin dudas su influencia creció en esos días, y creció tanto, que ayudó a que crecieran también, la envidia y el recelo en el mundillo diplomático vernáculo, desde el embajador para abajo. Obviamente, también creció hasta volverse insidiosa, la discreta atención de la cancillería francesa. ¿Por qué?
No era una cuestión moral, ni mucho menos. Pues la hipócrita Francia colonialista en manos de Valéry Giscard d'Estaing, sabía más que nadie de bandidos, cómo tratar con bandidos, y cómo ser más bandidos que los bandidos, metiendo y sacando dictadores, negociando y sacando tajadas de ellos, por todo el mundo. Mientras pudieran.
Baste como ejemplo francés y contemporáneo, la delicada situación que en esos meses tenía don Válery, con el emperador Jean-Bédel Bokassa, "su" dictador de nacionalidad francesa en el Imperio Centroafricano. Que el mismo Válery debía eyectar del trono, luego de haberlo apoyarlo, para instalar a otro francófilo, su archienemigo local, un tal Dacko.
Pero volvamos a Azod y sus influencias, quien más que agregado, ya se sentía embajador. Noble al fin, tal vez más que un embajador del Paraguay dictatorial tropical y exótico. Un omnipotente persa.
Probablemente, con los auspicios, y beneplácito del Cónsul Honorario del Paraguay en Beirut, Líbano, Nicolás Sakr, y del noble persa Azod, quien venía construyéndose un pequeño reino en plena Francia, lograron que el dictador Stroessner, a través del decreto número 38.308 del 25 de febrero de 1983, refrendado por el inefable Nogués, nombrara como Agregada Cultural de la embajada paraguaya en Francia, a Armande Sakr, a la sazón, esposa del Cónsul Honorario Sakr, en el Líbano.
La señora, podría haber sido ciudadana libanesa o de otro país, tal vez poseedora de una vasta cultura, incluso hasta sobrecapacitada para esa changa. Pero, siempre el pero. ¿Por qué tanto interés en ese carguito?
El gran detalle, es que la dama no tenía la nacionalidad paraguaya, y probablemente haya conocido el Paraguay a través del diccionario. Aunque, hubiera sido nombrada por el único líder, artillero y corazón de acero. Con ello podría haber bastado para ella. Pero no le cerraba la ecuación a la Cancillería Francesa.
Por qué se nombraran en la misión diplomática paraguaya, a tantas personas con nacionalidad de otros países. Los pedidos de informes y requisitos crecieron, y tema se dilató por casi un año, a pesar de haber insistido en más de cinco oportunidades. Idas y venidas.
El esposo libanés diligente, luego de hacer un balance de las dificultades, viajó al Paraguay para conseguir uno de los objetivos más deseados. El pasaporte diplomático paraguayo para la agregada Armande que deseaba estar en Francia. Uno de los objetos del deseo. ¿Había más? Si.
Finalmente, las fuentes diplomáticas discretas, pero no tanto, no lograron ocultar todo. Otro posible y oculto deseo detrás del esperado documento.
La agregada del dictador, no quería un trato igualitario. Quería todo lo que tenía Azod. Nada más y nada menos.
Quería beneficiarse igualmente de las exoneraciones y privilegios impositivos que se otorgaban a todos los de su rango y misión, pero muy especialmente, también los que estaban exclusivamente previstos para el príncipe persa. Quien por encima de todos los privilegios, había sido que tenía otros privilegios agregados. ¿Qué alhaja persa se compró el dictador?

Federico Tatter.
23 de febrero de 2015. Asunción, Paraguay.

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