viernes, 16 de septiembre de 2016

JAMÁS SUPIERON QUIÉN ERA SIMÓN

Por Federico Tatter @Fedetatter ‪#‎relatosbreves‬ ‪#‎eranegra‬ ‪#‎paraguay‬ ‪#‎UNAnotecalles‬ ‪#‎Paraguaynotecalles‬ ‪#‎Memorianotecalles‬

En invierno del 2006, la Comisión de Verdad y Justicia del Paraguay, conformada por nueve miembros, en su gran mayoría de estamentos de los tres poderes del estado transicional, nos encomendó a un pequeño grupo de investigadores, confeccionar una lista de posibles responsables de graves hechos violatorios a los derechos humanos, a partir de los testimonios brindados. Era un mandato explícito de la ley de creación de la CVJ.
Hasta ese momento ya había una importante cantidad de testimonios de víctimas o afectados. En una primera mirada, los responsables señalados, eran agentes de muy baja graduación, abocados a tareas operativas despreciables, como detención, encierro, tortura, malos tratos, crueles, humillantes y degradantes. Miserables tareas, pero perejiles. No había señalamiento de responsables mediatos de la cúspide del poder durante la dictadura y que sobrevivieron casi en sus mismos lugares (o ascendieron), durante la transición. No había planificadores del terrorismo de estado. No había trajes grises de pecho frío. Muy pocos testimoniantes habían visto operar a la cadena de mando, siguiéndolos y cazándolos todo el tiempo como acto fundamental.
Era preciso, por tanto, buscar los más altos responsables de un accionar que se presentaba sistemático. Pues ellos, aunque expertos en el ocultamiento, podrían haber dejado rastros en su paso. Pudieron haber tomado contacto con otros estados que pudieron dejar rastros. Pudieron haber juntado a terroristas del mundo y transformarlos en agentes subcontratados del estado terrorista y dejar rastros. Pudieron haber sido investigados por organismos internacionales civiles o de otros estados democráticos.
Por la profusa documentación de prensa nacional e internacional, tomaba cuerpo, una vez más, que el territorio del Paraguay y sus porosas instituciones, durante la dictadura terrorista (1954-1989), sirvió de base de operaciones y refugio seguro a varias organizaciones e individualidades criminales de origen nazi y de ultraderecha, para sobrevivir en “estado dormido” (Odessa). Sirvió de “dormitorio” para varias comunidades de inteligencia y contrainteligtencia de varios estados. Y muchos, fueron reconvirtiéndose en cazadores de comunistas o todo aquello cercano a éstos (WACL. Una especie de internacional del terrorismo de ultraderecha). De estos elementos se conformaron desde escuadrones de la muerte, hasta órganos de inteligencia subcontratados (Casos Triple A, Caso Letelier, Caso Prats, Caso Schneider, etcétera). Y ésta realidad, con excepciones, no fue visto por la inmensa mayoría de víctimas que los padecieron en oscuras cárceles. La sistemática del terrorismo de estado sudamericano y paraguayo, acopió saberes del nacionalsocialismo y sus aliados croatas, fascistas y franquistas. Se formó en el Comando Sur, en la Escuela de las Américas, en el Departamento de Estado de los Estados Unidos. Tuvieron manuales de la Escuela Francesa. Era pertinente acopiar todos los rastros.
Ante las negativas y dilaciones para ingresar a las pestilencias de los archivos del estado transicional (Irónicamente el mismo estado que fue forzado por ley a la creación una comisión de la Verdad en el 2006, luego de una primera Comisión Bicameral de Investigación, CBI, que sobrevoló superficial y mediáticamente algunos casos aislados de violaciones a los derechos humanos en 1991), una de las alternativas, fue presentar al pleno de la CVJ, una petición para entablar e intercambiar información con diversos organismos mundiales y regionales que hayan o estén investigando el lado oscuro de los estados oscuros.
Una de ellas, y sólo como ejemplo, fue contrastar avances con el Centro Simon Wiesenthal, reconocidos cazadores de nazis (y en el Paraguay, había nazis reconvertidos a montones incrustados en todos los órganos del estado terrorista dictatorial).
La negativa en la CVJ fue absoluta. Tajante. Encabezó la argumentación en contra un comisionado nombrado por el poder ejecutivo de la época, que no casualmente pertenecía al partido hegemónico que sostuvo a la dictadura totalitarista, y que, mediante reingeniería cosmética, también se las arreglaron para conducir una transición en extremo a medias. Si la transición fue a medias. La Comisión también debería, según el deseo del poder de turno, tener conclusiones a medias y a medida del poder. Suavizar el carácter y alcance de la dictadura stronista, reduciéndola a un par de chivos, y “pasar rápidamente la hoja de la historia”.
Algunos sabían quién era Simón, por ello la negativa. Pero casi seguro, otros, votaron el parecer ocultador del enviado del poder ejecutivo sólo por inercia condescendiente, sin tan siquiera saber, quién era realmente Simon Wiesenthal, y menos qué investigó en el Paraguay. (Si el CSW, fue inducido o decidió ir dejando de la lado la caza de nazis en un territorio que era el patio trasero exclusivo de los amigos, es tema para otro relato).

Federico Tatter.
Asunción, Paraguay. 16 de setiembre de 2016.

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