domingo, 18 de enero de 2015

ESOS TRAJES GRISES (I)

El guion ficcionado redujo al dictador a su mínima expresión en una soledad decrépita, frente a un vigoroso pueblo opuesto a sus arbitrarios designios, que decidió a mirar sólo hacia adelante a un colorido futuro venturoso. Nunca más a la dictadura para algunos. Pero en realidad, la receta buscó instalar un “Nunca Más” a indagar los crímenes de esa misma dictadura, y mucho menos a los trajes grises. ¿Qué eran los trajes grises? ¿Por qué?
El guion del dictador solitario fue conveniente, para los miles de ex jerarcas fieles que vistieron trajes grises, surfearon en el poder hasta salir en la foto con los nuevos dueños a partir de 1989. El dictador decrépito y solitario, debió caer para garantizar la continuidad de la dictadura bajo otras formas, ésta vez conducida por los grises.
Estos trajes grises, ahora blanqueados, algunos “glorificados en el mármol eterno de la patria”, en realidad fueron los responsables de la continuidad de los “fundamentals” del régimen, pero bajo el nombre de transición conservadora. Para sobrevivir a los diversos regímenes, no hay como el traje gris. ¿Usted quiere ejemplos? Va uno gris atigrado.
Desde el 25 de setiembre de 2006, el diario ABC del Paraguay, publicó una serie bajo el título “La diplomacia en los tiempos del stronismo”, donde reveló comunicaciones hasta ese momento poco conocidas acerca de la “historia oculta de la diplomacia del estado paraguayo”, en acciones para encubrir graves violaciones a los derechos humanos perpetradas por la dictadura y denunciadas en instancias internacionales como las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos.
Fue una preocupación de estado y de la muy gris Misión Permanente del Paraguay ante las Naciones Unidas, un artículo publicado en el diario New York Times el 9 de febrero de 1979, redactado por el periodista David Burnham, bajo el título “Pinochet Is Said to Have Sought Passports for Slayers”. El artículo dijo que el ex diplomático norteamericano George W. Landau, declaró ante instancias judiciales de su país que él tuvo conocimiento acabado de que el dictador Pinochet solicitó al gobierno del Paraguay, la provisión de pasaportes falsos para ser utilizados por agentes terroristas cubanos que deberían atentar contra el molesto ex diplomático de Salvador Allende exiliado en Estados Unidos, Orlando Letelier. ¿Tan fácil? Finalmente, el atentado se perpetró.
No obstante, la preocupación de los trajes grises de la dictadura paraguaya preveían lo peor en sus informes. Aclaraban que el artículo del New York Times citaba que la Embajada Americana en Asunción, estaba muy al tanto de esos papeles falsos, que incluso habría revocado las visas solicitadas, y que aconsejaba al gobierno paraguayo recuperara esos pasaportes expedidos, habida cuenta no habrían sido utilizados finalmente por los sindicados como responsables del atentado terrorista. Y claro, bien pudieron servir para ser utilizados en otras ocasiones. Esos papeles falsos, estaban en muy malas manos.
El caso Letelier es historia. Es cosa juzgada en Estados Unidos, Chile y Argentina. Hay libros escritos y hasta muy buenos. Incluso, en Wikipedia Usted puede tener una idea bastante cercana a los hechos como ocurrieron. Pero, en el Paraguay de la transición conservadora (controlada por muchos funcionarios grises), nunca pudo investigarse jurídicamente cómo fue posible que pasaportes paraguayos hayan estado en manos terroristas para tan perversos cometidos en pleno territorio del país al que la dictadura le debió su existencia por décadas. ¿Cuántos Alejandro Romeral y Juan Rose Williams, dos de los pasaportes falsos expedidos por el estado paraguayo, dieron vueltas por el mundo cometiendo atentados? ¿Cuántos trajes grises, hoy dan cátedra de ética y moral dentro del estado paraguayo? ¿Cuántos monjes negros habitan en los pasillos ocultos del poder?

Federico Tatter.
Enero de 2015. Asunción, Paraguay.

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