miércoles, 19 de julio de 2017

LOS CLAVELES QUE NO FLORECIERON

Por Federico Tatter #relatosbreves #memorianotecalles

En este breve relato obviaré nombres de algunas fuentes y me reservo sus razones. Hechas las aclaraciones vamos al grano.
Durante la Comisión de Verdad y Justicia (CVJ) en el Paraguay, allá por el 2006, existieron todo tipo de presiones y cabildeos para minimizar al régimen 1954-1989. Algunos le echaron demasiada salsa solamente a un despótico y tirano “unipersonal régimen”. Pero no explicaba nada. Peor. Dejaba al resto del stronismo, claramente impune. Otros preferimos indagar en el aspecto estructural y sistémico. Buscamos su gen. Pues nació en terreno fértil. Y se reprodujo después bajo otros nombres. Nos guiamos por algunos testimonios claves de ex integrantes del propio sistema.
Un ejemplo. Un capitán de infantería, un día, sin más, tocó la puerta de la CVJ y dijo, quiero contar todo, quiero colaborar, ustedes me dicen cómo.
Contó mucho. Acerca del gran miedo en los cuadros inferiores, y del creciente descontento en los grados superiores de las fuerzas armadas. Muchos soterrados. Otros abiertos. Dijo. Nos reuníamos en breves grupos de camaradas de la misma remesa. Incluso con rituales de juramentación previa para evitar alguna delación. La delación fue el instrumento usual para desplazar “contreras” o para “escalar” posiciones en una vorágine verticalista que a los codazos buscó acercarse al poder y al dinero. El régimen de entonces encontró cómo descomprimir algunos desagrados, y hasta le puso nombre: “El Precio de la Paz”.
Simple. Consistió en regalar tierras públicas, o el acceso al dinero fácil para algunos jefes militares en un abanico de rubros, legales e ilegales. A veces el monopolio la venta de los uniformes, hasta el manejo del tráfico de armas y otros delitos conexos.
Este capitán de infantería, continuó hablando acerca del tema de sus secretas reuniones. La idea de que al régimen stronista tendrían que tumbarlo ellos con un golpe militar que tuviera apoyo de la ciudadanía y la comunidad internacional. Dijo que la idea comenzó a tomar forma en 1980. Estábamos decididos, éramos muy idealistas, insistió. Buscaron información acerca de qué estaba ocurriendo en el mundo. Consultaron otros procesos. Y les agradó mucho la Revolución de los Claveles en Portugal de 1974 que acabó con la dictadura salazarista, que sojuzgaba esa nación desde 1926. Una dictadura muy longeva, como la stronista.
Allí paramos la conversación. Para focalizar. ¿Por qué se centraron en Portugal?
Retomó el capitán. No queríamos acabar con Stroessner solamente. Queríamos acabar con el stronismo como sistema. Queríamos una democracia social. Queríamos estar en el mundo y en el siglo XX. ¿Y qué pasó después? Preguntamos.
El capitán tomó aliento. En un viaje de instrucción a Costa Rica en el año 1983, nos contactaron civiles nacionales y extranjeros. Y nos dijeron que sabían de nuestras reuniones secretas. Que les gustaba la idea. Pero que éramos muy pocos. Podría ser muy cruento. Y las posibilidades de éxito, muy bajas. Hay que ampliar el apoyo de jefes de mayor graduación. Permítannos hacer unas consultas. Y en un segundo contacto en el mismo año 1983, nos confirmaron. Ya está, Andrés Rodríguez se suma al golpe, y con ello el éxito estaba garantizado.
¿Y luego como continuaron? Repreguntamos. A partir de allí, la idea de la Revolución Social a la portuguesa se desvaneció. A partir de allí no pudimos dormir durante seis largos años. El riesgo de delación fue sofocante. Ya no estaba el destino en nuestras manos. El alcance del golpe se acotó sólo a Stroessner y un íntimo círculo áulico. No pudimos tumbar el sistema. Concluyó el capitán, entre muchos otros temas que logramos compartir.
Entonces, los claveles no florecieron en el Paraguay, nos dijimos junto al capitán. El asintió.

Federico Tatter.
19 de julio de 2017.

Corregido por Eugenia de Amoriza.

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