domingo, 15 de marzo de 2015

MANFREDO, EL GRAN INQUISIDOR DEL PARAGUAY

Manfredo Ramírez Russo, fue uno de los grandes inquisidores al servicio de la eternidad del régimen stronista en los años setentas del siglo pasado. Se mantuvo siempre oculto tras varios velos. Profesor universitario. Fundador de la democracia cristiana.
Sus pantallas no le sirvieron, para ocultar su afiliación a la ANR en versión stronista. Su participación protagónica en el capítulo paraguayo del GAA. En la doceava edición de la WACL en el Paraguay. Desde la Dirección de Culto del Ministerio de Educación y Culto, al lado del Ministro Raúl Peña. En la intervención del Colegio Cristo Rey. En el seguimiento de varios colegios religiosos y privados como Internacional, San José. En el seguimiento y represión de los jesuitas y de todos aquellos religiosos que eligieron la opción preferencial por los pobres. En el seguimiento de todos los profesores extranjeros en colegios privados y religiosos del Paraguay, para los que solicitó colaboración expresa, del II Departamento del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, del III Departamento de Investigaciones de la Policía de la Capital, y embajadas de los países de origen.
Sin lugar a dudas, un gran adversario de las Ligas Agrarias Cristianas, y uno de los principales inquisidores de la experiencia cristiana y campesina de San Isidro del Jejuí y del Obispo de Concepción, Aníbal Maricevich Fleitas, en especial.
Intelectual y ejecutor “mediato” hábil del stronismo. De buena y filosa pluma. Tiró infinidad de piedras y escondió siempre la mano. Hasta el final.
El 4 de agosto de 1977, como Director de Culto del Ministerio de Educación y Culto, envió una comunicación oficial, al entonces embajador del Paraguay ante la Santa Sede, Juan Livieres Argaña, para despachar varios asuntos en forma metódica (Cientos de oficios fluyeron al estado Vaticano dando y recibiendo informes, con especial énfasis represivo e inquisitorial). Este es sólo uno de ellos.
Comienza adjuntando a la misiva el Plan Diocesano de la Pastoral Orgánica de la Diócesis de Concepción, expresando, “…creo hay material suficiente para que Usted extracte los tópicos que le parezcan como impactantes para la mentalidad de estos Obispos de gabinete que están en Roma”.
Y va al grano en forma directa, “…estamos informados de la labor politizante del Obispo de Concepción y de sus colaboradores. Un hecho saliente es el de que lo ha integrado a su Diócesis a aquel famoso padre Maciel, el que organizara la cuestión de Jejuí y que estuviere incluso detenido, y sobre quien se tiene pruebas de su vinculación de los movimientos extremistas. También esos sacerdotes franciscanos de la Tercera Orden sobre quienes hemos mantenido correspondencia han sido albergados en la Diócesis de Concepción, tanto los que siguen fungiendo de sacerdotes, como aquellos que han solicitado su reducción al estado laico”.
¿Cómo lograba dar validez a sus palabras? Contrastando fuentes con otros inquisidores, policiales, militares y diplomáticos, tan afectos como él, a ser guardianes de la fe y el orden civilizatorio, construyendo conspiraciones de la nada, como por arte de magia.
Finaliza el oficio, “En conversación reciente con el Jefe de Investigaciones, Pastor Coronel, me dijo que él estaba siguiendo las actividades del Obispo y sus compañeros de ruta, y que no le veía muy buena traza a todas estas cosas”. Cosas de inquisidores. Cosas del Torquemada del Paraguay.

Federico Tatter.
15 de marzo de 2015. Asunción, Paraguay.

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