martes, 3 de febrero de 2015

SU EXCELENCIA EL PYRAGÜÉ

El pesado trabajo de “pyragüé” (espía, informante, delator, agente confidencial, soplón), precisó de audacia para la infiltración, sangre fría para la traición, y amoralidad para vender hasta la familia nuclear. Esta actividad, adquirió notoriedad en el Paraguay del stronismo, y se extendió como si no hubiera ocurrido ningún 3 de febrero (En realidad, en muchos casos, el 3 de febrero de 1989, ayudó al ascenso de muchos de ellos).
La institución del pyragüereato llegó a tener de alguna forma cierto perverso prestigio social. Salieron del albañal y hoy sus zapatos solo tocan alfombras rojas. Así, pendencieros y oportunistas de baja estofa, vendiendo a vecinos, parientes y amigos, llegaron a escalar, a fuerza de traiciones, hasta las más altas esferas de la política, la economía y el comercio.
Muchos, hoy dan cátedra en claustros universitarios, muestran orgullosos medallas y distinciones otorgadas por diversos estados del mundo. Algunos llegaron a ser ministros de la Corte Suprema, otros, ministros del Tribunal Superior Electoral, muchos, ministros del Poder Ejecutivo, diputados, senadores. Todos entre altos dignatarios. ¿Cómo se desarrolló este rubro de ascenso social?
El Ministerio de Relaciones Exteriores, para instruir y elevar la eficacia de los funcionarios pyragüés, a través de una especial circular de marzo de 1983, decía cuento sigue.
A fin de facilitar una rápida respuesta a todos los consulados de Paraguay, solicitando autorización para expedir o renovar pasaportes y documentos a paraguayos, es preciso que los pedidos fueran acompañados además de los datos completos, en forma obligatoria, y por parte del Cónsul, de precisa información política acerca de si los solicitantes realizaron ostensibles actividades contra el gobierno, o si fueron militantes de partidos totalitarios (vaya contradicción, siendo la ANR oficial, un ostensible partido totalitarizante).
Para el Ministerio, lo normal es que el Cónsul deba conocer todas las actividades de los paraguayos radicados en su jurisdicción, especialmente la política, pues estas informaciones serán valiosísimas para los funcionarios que en Asunción, deberán autorizar las renovaciones o los nuevos pasaportes.
La circular, solicitaba además, ser extremadamente cautelosos con los extranjeros y sus solicitudes de visas de turista o de inmigrante, y exigiendo que la búsqueda de información sobre los mismos sea exahustiva, especialmente la política. En el final, la circular sin firma personal, deja en cambio el particular sello stronista, advirtiendo, que los funcionarios consulares se deberán poner en el lugar de los funcionarios que en Asunción autorizarán o no los pedidos. La suerte de ambos, por tanto, estará relacionada a que se cumplan esos requisitos. El pyragüereato, fue una forma de control cruzado también, siempre con la amenaza cierta o velada de que todos serían vigilados, unos a otros, funcionarios incluidos, pisándose las cabezas unos a otros, traicionándose unos a otros.

Federico Tatter
Febrero de 2015. Asunción, Paraguay.

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