viernes, 19 de octubre de 2012

LUCHA POR LA VERDAD Y CONFRONTACION DE MODELOS


La lucha por la verdad y la justicia respecto a la aplicación del terrorismo de estado en nuestro continente no es neutra ni está desconectada de la lucha de confrontación frente al neoliberalismo expoliador aplicado al mismo tiempo. Tampoco es neutra la lucha por una democracia social para el siglo XXI, con integración nacional y regional.

El terrorismo de Estado y el ultraconservadorismo político implantados en Latinoamérica desde los setentas del siglo XX, a través de dictaduras cívico-militares, incluyendo operaciones militares de aplicación transnacional, clandestina e ilegal, fueron la cara política de la implantación, también a sangre y fuego del neoliberalismo salvaje, la cara económica del despojo latinoamericano, centrado en la ubicación de los países latinoamericanos como meros proveedores de materias primas baratas a los centros industriales.

Durante las transiciones de los noventas, bajo el llamado Consenso de Washington, las dictaduras cívico-militares, dieron paso a democracias tuteladas, limitadas, superficiales y acotadas a algunas garantías y elecciones. Pero no fue un paso atrás, fue un paso adelante, para reforzar el sistema neoliberal y elevarlo a un nuevo estadío. Hoy está comprobado que este sistema neoliberal, sólo ha producido una enorme desigualdad social, anti-desarrollo, exclusión, migración y degradación medioambiental.

En el siglo XXI, gran parte de Latinoamerica, no toda es cierto, ni tampoco en forma lineal, está comenzando a superar estas dos fases enajenadoras y enajenantes, para construir transiciones realmente democráticas e integradoras más cercanas al Consenso de Brasilia. Que significan la construcción de estados más fuertes, amplios, con más capacidades, con democracias sociales, con políticas públicas amplias basadas en derechos humanos fundamentales y ampliados, para reconstruir nuestra identidad común en un continente de paz, con desarrollo endógeno, equidad social y valoración y reconocimiento a nuestra enorme riqueza y diversidad cultural.

Para simplificar, las principales disyuntivas hoy se traducen políticamente en corrientes conservadoras que buscan retornar al pasado neoliberal de monoexportación del siglo XX y a veces a formas políticas del siglo XIX, y por otro lado, hay grandes corrientes contrapuestas de carácter popular y progresistas que buscan avanzar hacia democracias sociales integradoras interna y regionalmente. Al pasado neoliberal con conducciones conservadoras ya las conocemos en todo su ciclo, pues ya han demostrado su fracaso y su agotamiento como modelo. En cambio el futuro democrático y social ampliado está en fase de construcción y articulación, nacional e internacional, más cercano a un modelo para armar y profundizar en un proceso de construcción ciudadana permanente a nivel latinoamericano.

De allí es que, cuando confrontamos con el pasado reciente de dictaduras cívico-militares y sistemas neoliberales, no hablamos sólo del pasado que ha pasado quedado cosificado en el tiempo, sino que estamos hablando de una confrontación muy actual con varias líneas. Confrontar con ese pasado, siginfica dar contenido al proceso de construcción de una nueva democracia social que rescate la lucha social y de resistencia ciudadanas, y la transforme en herramienta de cambio hacia una nueva democracia social inclusiva, con justicia, con derechos para todos, para el presente y el futuro. Para el siglo XXI.

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