domingo, 18 de octubre de 2009

PUEBLO ENXET, HEROES CIVICOS ANCESTRALES DEL CHACO


ASUNCION DEL PARAGUAY, 18 DE OCTUBRE DE 2009. Comparto esta nota enviada por el abogado Andrés Ramírez. Comparto sus conceptos y actual frustración frente a la acción incumplidora del estado paraguayo de las sentencias condenatorias y reparatorias internacionales a las que el estado mismo en su conjunto se han obligado soberanamente. El incumplimiento de un estado a una obligación internacional es grave. El incumplimiento de una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos es gravísima y atroz. Y desgranando, la labor parlamentaria, la misma que se adhería con anterioridad a éstas obligaciones, buscaba hacer cuerpo para incumplirla, y peor aún, a favor de la propiedad privada que jamás es absoluta y menos la terrateniente, de uno de sus propios miembros, un senador nacional.
He tomado conocimiento el día jueves de la jornada luctuosa del senado nacional, donde nuevamente el estado paraguayo, decidó burlar una condena de la CIDH. Las tierras ancestrales que se solicitaban para su expropiación dentro del cumplimiento de sentencia, eran nada más y nada menos que de un clan tabacalero, contrabandista y terrateniente, y en la sala, defendiendo y trabajando en contra de los indígenas, un senador nacional de este clan, estaba recibiendo el cálido apoyo de sus colegas. El senado nacional, hoy plagado de gorilas y terratenientes, estaba defendiendo a uno de sus miembros en forma corporativa a la vez que incumpliendo una obligación internacional, el cumplimiento de una condena. El clan tabacalero, contrabandista y terrateniente es de composición clásica y medular de nuestro sistema político y económico, esté quien esté en cualquiera de las cabezas de los tres poderes. Los terratenientes paraguayos están arriba de estos tres poderes, y obviamente arriba de la Constitución Nacional, que para ellos, no pasa de ser una servilleta. El apoyo corporativo fue pluripartidario y no dejó dudas, a favor de los terratenientes, en contra del cumplimiento de sentencia de la CIDH referente al pueblo Enxet en su totalidad y la comunidad Yakye Axa en especial, héroes cívicos ancestrales del Chaco Paraguayo. Va el material en cuestión que con foto incluida pertenece a Andrés Ramírez.

Federico Tatter.

Homenaje a un Héroe del Chaco, su lucha y la de su Pueblo

El 4 de marzo de 2005, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el máximo órgano judicial del hemisferio, recibía por primera vez en su sede en San José de Costa Rica, el testimonio de uno de los más nobles, valientes, sensibles y solidarios combatientes pacíficos por la libertad y los derechos suyos y de su Pueblo, el Enxet, sobre una parte del suelo que lo vió nacer, a él, como a sus padres, el chaco paraguayo. Don Tomás Galeano, con casi 90 años, en silla de ruedas, con la dignidad y coraje que caracteriza a hombres de corazón lleno de amor y de pasión por una causa justa, jamás se amilanó ante el desafío que per se, para una persona adulta mayor, golpeada fuertemente en su salud como él, podría significar un vuelo en avión de miles de kilómetros, ni presentarse ante quien fuera, por más alta autoridad de la que tuviera revestida, para dar su palabra, que fueron las últimas, con las que quizás haría sus últimos esfuerzos por la razón y el derecho, enfrentando como contraparte a la representación diplomática de un país, el Paraguay, signado por el uso grosero de la fuerza y la impunidad de los poderosos durante décadas. Ese hombre valiente, que luchaba por ese chaco en que la autodeterminación y soberanía del Estado Paraguayo es ya casi una entelequia, dió sus palabras ante los jueces y jueza de la Corte Interamericana; no pidió nada para él, apenas en sus alegatos finales orales imploró al tribunal se haga justicia, por esos niños y niñas de su comunidad, que por el despojo de su territorio ancestral, sus padres - si no ellos mismos - veían morír en el lascerante silencio de la tragedia que en este país significa nacer pobre, además indígena, y además despojado de sus tierras por terratenientes que se regodean en la ostentación de sus privilegios de clase, a los que impertinentemente el Congreso de la Nación paraguaya, haciendo gala de la más hedionda tergiversación semántica, insiste en llamar 'derecho de propiedad privada' a lo que no ha sido sino un episodio dantesco de saqueo y explotación inveterada, que si pudiera caber en algún calificativo jurídico, sin dudas sería uno o varios del amplio pliego de actos y omisiones que constituyen el crímen de genocidio para el Derecho Internacional. La Corte Interamericana oyó a Don Tomás Galeano, deliberó, y sentenció ordenando al Paraguay la demarcación y devolución de las tierras de las que se habían despojado a él y su comunidad. Ayer, el Senado, hizo tabula rasa de sus compromisos con la comunidad internacional y los tratados en materia de Derechos Humanos suscriptos por el Estado, y se declaró contumaz a este mandato de la Corte Interamericana. Pero con ello, no solo el país dió un paso más de contramano a la conciencia jurídica universal, sino desonrró la memoria de uno de nuestros ignotos héroes del chaco para la historia oficial, inmarcesible como aquellos que para la patria supieron vencer 'Fatigas y Penurias': Don Tomás Galeano, líder político y espiritual quien falleció meses atrás en medio de su pequeña choza, quizás, pero con seguridad símbolo peremne de colosal e inigualable dignidad; héroe que en el abandono, yace hoy al costado de la ruta en la que se asienta la Comunidad Yakye Axa del Pueblo Enxet, frente a un cartel que escrito con gotas de los cuágulos de alguna pluma entintada con la sangre de éste y otros hombres y mujeres indígenas combatientes por la paz, la justicia y el derecho, ostenta para desgracia de nuestra dignidad toda como nación, la lápida: 'Estancia Loma Verde, Propiedad Privada'.

Sea este un homenaje a la memoria de Don Tomás Galeano, su lucha y la de su pueblo, como del vituperio cuan grande como pusilánime fuera la decisión del Senado. Frente a un hombre que nos deja pletóricod de la virtud de sus ideales e intachable e incorrompible conducta, solo quedará la triste memoria de los nombres de quienes como congresistas, pasarán a engrosar de hoy en más en la historia de este país, la ya larga lista de victimarios de su propios semejantes, cuya actuación solo cabría en aquella definición que nos llega desde la Nüremberg que viera juzgar al nacionalsocialismo: como hostiles a la condición y dignidad humana universal - hostis humani generis -.

Andrés D. Ramírez. Correo: kuimbae@hotmail.com

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