sábado, 17 de enero de 2009

GRITO DE PACIFISTAS EN SDEROT, ISRAEL


El grito de los pacifistas se oye en Sderot, Isarel

Por Ben Lynfield. De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
ARGENTINA.
Considerando que la gente en y alrededor de la ciudad israelí de Sderot ha estado bajo ataques diarios de cohetes de Hamas durante gran parte de los últimos 20 días, uno podría pensar que apoyarían unánimemente la ofensiva en Gaza. Pero en medio del abrumador apoyo a la guerra, se escuchan solitarias voces de disidencia entre los residentes de la frontera de Gaza. Uri Dan, un coordinador de seguridad para Nir Oz, un kibutz que queda a sólo cinco kilómetros de Gaza, es uno de los pocos pero valientes residentes israelíes que dicen que quieren ver la guerra de Israel en Gaza finalizada.
“En Sderot y en el área alrededor de Gaza, el sufrimiento por los cohetes es grande pero no tiene ninguna proporción con lo que les está pasado a los palestinos”, dijo. “Vivimos al lado de los palestinos y tendremos que seguir viviendo con ellos. Uno debiera vivir con un par humano como un vecino, no como un lobo.” Las críticas a la ofensiva militar de Israel en Gaza por imponer una cuota muy abrumadora de muertos civiles palestinos tiene una resonancia añadida cuando proviene de residentes del sur de Israel en cuyo nombre se está librando esta guerra.
Generalmente, la gente israelí está abrumadoramente a favor de la invasión. Pero lo que les falta en número, apoyo público y cobertura de los medios a los disidentes, lo compensan en valentía y una visión de un futuro más pacífico con los palestinos. Dan, de 64 años, un veterano de las guerras de 1967 y 1973, cree que Hamas causó el conflicto y que la decisión de responder militarmente a los cohetes estaba justificada. Pero dice que la escala y el daño a los civiles ha “creado un odio hacia nosotros durante los próximos 20 años entre los niños de Gaza”.
Está haciendo circular una carta en su kibutz y en los kibutz vecinos declarando apoyo a “cualquier paso” que alivie el sufrimiento de la gente de Gaza. Ahora está llamando a un inmediato cese del fuego. “Debemos parar. Es totalmente claro quién ganó y quién perdió esta guerra, pero aparentemente eso no es suficiente para mucha gente.”
En Sderot, para Naomika Zion, una líder del ahora disuelto grupo de diálogo con los residente de Gaza, la guerra ha sido desgarradora, entre estar bajo los ataques de cohetes, conociendo a familiares de soldados enviados a Gaza y preocupándose por los amigos palestinos en la Franja. “Estoy en una tormenta emocional”, dijo. Quizás el momento más tremendo para ella fue cuando recibió una correo electrónico de una niña palestina de nueve años, diciendo: “Ayúdennos, no entienden que también somos seres humanos”.
Zion se opuso a la guerra desde el comienzo. Cree que fue Israel el que rompió el cese del fuego con un ataque del ejército a Gaza el 4 de noviembre. Esta semana escribió un artículo en el popular sitio web Y-net, titulado “No en mi nombre”, afirmando que los israelíes han perdido su habilidad para ver el otro lado y sentir empatía, y que el público militarista “monolítico” y el discurso de los medios es una amenaza mayor al país que los cohetes Qassan. “Fue duro escribir esto, pero estoy lista para pagar el precio del aislamiento social, pero no el temor. Me imagino que la mayoría de la gente piensa que soy una traidora”, dijo.

Operación Plomo Impune

Eduardo Galeano. Publicado en Brecha. Uruguay. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos. Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones, en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador. Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen.
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Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamas, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelita usurpó. Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina.
Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa.
Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa.
No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen. La devoración se justifica por los títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho.
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Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacionales, el que se burla de las leyes internacionales, y es también el único país que ha legalizado la tortura de prisioneros.
¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza? El gobierno español no hubiera podido bombardear impunemente al País Vasco para acabar con eta, ni el gobierno británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar al ira. ¿Acaso la tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa luz verde proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus vasallos?
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El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quién mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales. En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica.
Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un israelí.
Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelí vale tanto como cien vidas palestinas. Y esos medios también nos invitan a creer que son humanitarias las doscientas bombas atómicas de Israel, y que una potencia nuclear llamada Irán fue la que aniquiló Hiroshima y Nagasaki.
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La llamada comunidad internacional, ¿existe?
¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que Estados Unidos se pone cuando hace teatro?
Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más. Como siempre, la indiferencia, los discursos vacíos, las declaraciones huecas, las declamaciones altisonantes, las posturas ambiguas rinden tributo a la sagrada impunidad.
Ante la tragedia de Gaza, los países árabes se lavan las manos. Como siempre. Y como siempre, los países europeos se frotan las manos.
La vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad, derrama alguna que otra lágrima, mientras secretamente celebra esta jugada maestra. Porque la cacería de judíos fue siempre una costumbre europea, pero desde hace medio siglo esa deuda histórica está siendo cobrada a los palestinos, que también son semitas y que nunca fueron, ni son, antisemitas. Ellos están pagando, en sangre contante y sonante, una cuenta ajena.
(Este artículo está dedicado a mis amigos judíos asesinados por las dictaduras latinoamericanas que Israel asesoró.).

La foto es de la agencia AFP, publicada por la Agencia BBC de Londres. En momento preciso de una bomba racimo cayendo sobre la población civil en Gaza, Palestina.

2 comentarios:

  1. Estimado amigo: Me quedo con la primera parte de su comentario porque la comparto al completo.
    Un abrazo desde las islas Canarias.

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  2. Ya esta su comentario. Muy agradecido. En realidad estando tan lejos geográficamente que es difícil dimensionar el daño y el terror permanente. De allí lo importante de contar con testimonios en el terreno mismo de los hechos, y me pareció importante esta crónica de ciudadanos de Sderot, y creo, deben existir mil expresiones de uno u otro lado de esta terrible frontera, entre primos hermanos, además ambos de origen semita, y condenados a vivir juntos, no a morir juntos.
    Estos comentarios están dirigidos a promover que se silencien todos los cañones, todos, sin excepción, y que deje de hablar la muerte tanto en Israel como en Palestina, cuyo destino es común en un mismo suelo. Ojalá pronto pueda existir dos estados y además socios y cooperantes, sin que nadie sujuzgue al otro, y con seguridad para ambos.
    Saludos y aprecio,
    Federico Tatter.

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