martes, 7 de octubre de 2008

PARAGUAY: MUERTE VIOLENTA DE BIENVENIDO MELGAREJO


Durante la dictadura stronista 1954-1989, se han podido registrar más de 500 desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales. El subregistro es incluso grande pudiendo elevarse la cifra por las actuaciones del fenómeno del sicariato selectivo. Durante el período de transición, así denominado al comprendido entre 1989 y 2008, más de 100 ciudadanos han sido asesinados en la lucha por la tierra y la libertad de organización, también con un alto subregistro por la creciente actividad de los asesinatos selectivos que en el período se consolida como el método preferido de actuación clandestina de los factores reales de poder político y económico detrás del poder formal, vinculados incluso a asociaciones ilícitas de gran calado e influencia regional, como el contrabando, el narcotráfico, el armatráfico.

El 15 de agosto pasado, con alta expectativa ciudadana se ha inaugurado un nuevo período de gobierno, dejando atrás más de 60 años de hegemonía del partido colorado, gran responsable material e intelectual de la mayoría de éstos crímenes perpetrados por el estado o por la aquiescencia del mismo.

El nuevo presidente, a casi un mes de asumido, en su primera intervención oficial ante la Asamblea de las Naciones Unidas, hace no más de una semana atrás, anunciaba ante el mundo entero, el fin de la transición en el Paraguay, de más de 20 años (la larga y extenuante transición española que la integró a Europa duró, dicen, 18 años), y el comienzo de una nueva era de consolidación de la democracia, las libertades y el pleno disfrute de los derechos humanos, económicos y sociales, tan largamente postergados y arrebatados por gobiernos dictatoriales, conservadores, corruptos y clientelistas. Por fin, se iniciaría en el Paraguay una era de conquista de derechos fundamentales por los que muchos compatriotas perdieron la vida.

Pero no pasaron días para constatar la dura realidad de que los factores reales del poder conservador siguen presentes en el Paraguay, ejercen efectiva y negativa influencia en la estructura gubernamental. Ha ocurrido una muerte absolutamente evitable en un estado que considerábamos de pleno derecho y de seguridad de las personas. Y por tanto será necesario investigar no solamente las razones del especial accionar violento de los agentes estatales, como la cobertura y responsabilidad de la conducción fiscal, así como la fuerte presunción de la existencia de francotiradores ocultos emboscados, muy probablemente al servicio de terratenientes con fuerte apoyo político, todos involucrados en los sucesos represivos que culminaron en la muerte de un ciudadano.

Y así deja sentado el comunicado de la Red Rural del Paraguay en un comunicado: “Cayó una nueva víctima de la violencia en el campo. En la democracia como en la dictadura del Paraguay, el que pone los muertos en la constante como interminable lucha por la tierra, siempre es el campesinado. Esta vez la víctima es Bienvenido Melgarejo, dirigente gremial y padre de ocho criaturas, quien fue asesinado el 3 de octubre pasado en la colonia San Antonio de Mbaracayú por fuerzas policiales que intervinieron en un conflicto de tierra”.

En este sentido, la Red Rural no tiene dudas en señalar que “es responsabilidad del Estado, cualquiera sea el gobierno de turno, implementar la reforma agraria de acuerdo con la Constitución y la ley respectiva. Si no se la lleva adelante es porque el gobierno no tiene las agallas suficientes para enfrentar a los grupos de presión que pretenden acaparar los recursos naturales y los factores de la producción”.

Continúa el comunicado sentenciando que “el Estado paraguayo es responsable de la miseria que soportan las familias paraguayas, debido a la insoportable inequidad, como resultado de una mala política y mal gobierno. En especial, es responsable de la mala y desigual distribución de la tierra entre quienes encuentran en ella un medio de vida”.

Con respecto al accionar represivo que ha recibido presiones muy fuertes para actuar como ha quedado evidenciado en diversos medios de comunicación la Red Rural asevera que “Las instituciones de seguridad están para garantizar la vida, por sobre toda las cosas. La vida de las personas está antes que los bienes materiales. Desde hace décadas, los órganos de seguridad del Estado vienen cumpliendo una función contraria; se han convertido en victimarios del pueblo movilizado priorizando la custodia de propiedades antes que la seguridad y la vida de la gente”.

Así también, la Red Rural, al condenar y responsabilizar al estado por la muerte de Bienvenido Melgarejo, sostiene que apoya la declaración de intenciones del Poder Ejecutivo de iniciar una mesa de diálogo con un plazo de conclusión que surge en forma posterior al asesinato, “a fin de poner en marcha un programa de mejoramiento de las condiciones de vida del campesinado, lo que ineludiblemente pasa por romper con los tradicionales privilegios que ostentan pequeños grupos de poder económico con fuertes influencias sobre el poder representativo de la nación. Es necesario que el Gobierno entienda que implementar la reforma agraria es una tarea urgente y de ella depende la paz social del presente y el futuro”.

La acción represiva, que culminó en la muerte de Bienvenido Melgarejo fue acompañada y avalada por la acción fiscal, así como presionada desde sectores del parlamento nacional afines a los grandes propietarios de tierras, por tanto será crucial que la necesaria investigación exhautiva del crimen, se extienda también a revisar todos los entretelones del procedimiento policial, del procedimiento fiscal-judicial, de las presiones parlamentarias, de las presiones de los gremios terratenientes, de las presiones de los factores de poder zonales, y que todas, sean puestas bajo una investigación jurisdiccional con especial pericia e independencia de estos factores, para que se logre el cometido que finalmente la Red Rural sentencia y exige cual es la “justicia para Bienvenido Melgarejo y su familia, que signifique la reparación material de los daños sufridos y el castigo de los culpables”.

La justicia, el castigo y la reparación si bien todas quedan bajo responsabilidad irrenunciable del estado y de sus agentes comprometidos en los hechos, además de lograrlos en los estrados jurisdiccionales, se deberán lograr en la conciencia ciudadana de que sólo el pueblo, especialmente si está organizado, salvará al pueblo. El fin de la impunidad, será la única e indelegable garantía en la construcción y conquista de todos los derechos humanos, económicos y sociales. Jamás debió morir Bienvenido Melgarejo, y mientras no se resuelva su asesinato, en Paraguay no podremos hablar del fin de ninguna transición, ni del imperio pleno del estado social de derecho.

Es necesaria y bienvenida toda concresión de mesa de dialogo,
concertación y concresión ejecutiva de la postergada reforma agraria,
pero ella no debe centrarse sobre la impunidad de los crímenes
cometidos. Dicha mesa debe llamarse en su homenaje "Bienvenido
Melgarejo" y jamás debe olvidarse que sus resultados surgen de la
muerte evitable de dicho ciudadano. La estructura jurisdiccional
actualmente no está preparada para investigar estos crímenes, antes
bien, esconderlos y cubrir a los poderes fácticos que los han
instalado allí, por tanto, en dicha mesa, es imperioso también
resolver la más profunda investigación de estas instancias, así como
su debida y constitucional remoción y reestructuración.

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