jueves, 30 de abril de 2015

PYRAGÜÉS PREOCUPADOS EN NUEVA YORK

¿Qué hacía fundamentalmente la Misión Permanente del Paraguay ante las Naciones Unidas, con oficinas en la Suite 1206 de la calle 43 de Nueva York?
Realizar tareas de espionaje ilegal, “pyragüereato liso y llano” sobre la comunidad de paraguayos residentes en los Estados Unidos, y muy especialmente, sobre los paraguayos exiliados y perseguidos por el régimen stronista.
Así lo indicó un preocupante y extenso informe confidencial de cuatro páginas, que el Primer Secretario Representante Alterno ante las Naciones, Oscar Cabello Sarubbi, envió al ministro Alberto Nogués, el 6 de marzo de 1979, con el título catástrofe de “Intensificación de la actividad política en la comunidad paraguaya”.
Y comenzó destacando que si bien las tareas de pyragüereato eran de competencia directa del consulado general, la misión que el integró, al estar en alta relación con los connacionales, se encontró en una muy buena posición para realizar espionaje ilegal sobre los paraguayos residentes en esa ciudad.
Indicó Cabello, que desde 1978, hubo un creciente número de “elementos subversivos” pertenecientes al MOPOCO que consiguieron residencia en los Estados Unidos, amparándose en “las leyes humanitarias norteamericanas referentes al exilio”, y que les permitió no solamente trabajar, sino recibir alguna ayuda del estado.
Citó que particularmente se encontraron en Estados Unidos, dirigentes como Epifanio Méndez Fleitas y el señor Manuel Benítez, y que de acuerdo a noticias aún no confirmadas, “próximamente ofrecerán sendas charlas los señores Fernando Pastore (?), Osvaldo Chaves, y un tal Lara Castro (hijo)”.
Asimismo, alertó de que “corre la información” de la creación de un “Frente Nacional”, que estaría relacionado con el llamado “Acuerdo nacional (?)”, recientemente constituido por opositores al gobierno nacional, y que le recordó a él, muy similares a expresiones de movimientos políticos de otros países de “inclinación estrictamente marxista”.
El pyragüé diplomático, cumplió en informarle al ministro de que la mayoría de los migrantes paraguayos en Nueva York provinieron de Buenos Aires, en su mayoría fueron integrantes de partidos de oposición y especialmente, liberales. Otros tiempos.
Apretó su materia gris, el gris espía, al arriesgar, que los opositores estarían mudando el polo de actividad política gubernamental a los Estados Unidos, en vez del tradicional Río de la Plata, atraídos por la “política de promoción de los derechos humanos de la administración Carter”. Y que no sería absurdo pensar que este flujo pudo ser utilizado por “fuerzas antioccidentales (comunistas)”, no tanto con interés de producir un cambio en los Estados Unidos, pero sí de “utilizarlo para sus designios en América Latina”.
Según el pyragüé con carnet de las Naciones Unidas, la comunidad de paraguayos en Nueva York, entre legales e ilegales, no pasaría de las tres mil personas, una cifra modesta y poco influyente, pero que podría relacionarse abiertamente con otras comunidades hispanas con creciente influencia y presencia en esa ciudad y en el país del norte.
Arremetió Cabello Sarubbi, sentenciando que las organizaciones de migrantes, son en general antipáticos y contrarios a los gobiernos del cono sur y que estarían “…abusando de la hospitalidad norteamericana y obteniendo ayuda de los grupos ‘liberales’ de esta gran Nación, engañados por la visión estereotipada y totalmente negativa que durante decenios los medios de comunicación han difundido…” y pone como ejemplo la película “La República de Banana” de Woody Allen.
Finalizó su informe y análisis, de que “…la creciente politización de la comunidad está creando gran zozobra y desconcierto entre sus integrantes” … “El Centro Colorado General Bernardino Caballero, recientemente reconocido por la Junta de Gobierno de dicho partido, que fuera creado con el objetivo de difundir la realidad paraguaya actual y llenar con ello una sentida laguna cultural, está siendo agredida continuamente por los elementos opositores, obligándolos a realizar una creciente tarea política”. Campana stronista sí, tener otra campana, ni hablar.
Por ello, debido a la gravedad de la politización de la comunidad paraguaya en Nueva York, el pyragüé recomendó especialmente al Ministro que el nuevo personal a designar en ese Consulado general, responsable directo y “oficial” del espionaje ilegal, tuviera conocimiento y pericia acabada en lidiar con un ambiente de creciente presencia de “autodenominados opositores”. La conciencia de que existía una dictadura feroz en el Paraguay, estaba tomando fuerza en 1979, en Nueva York. El mundo se estaba dando cuenta. Dictadores y pyragüés, preocupados.

Federico Tatter.
27 de abril de 2015. Asunción, Paraguay.

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