jueves, 19 de febrero de 2015

LA INVENCION DEL CADETE BENITEZ (II)

Salimos de la orilla de este caso, y comenzamos a profundizar por sus muchas aristas y pistas. Antecedentes y consecuencias. Síguela.
El Caso Ortigoza del año 1962, en realidad fue una gran purga militar y política. Con epicentro en la camada de 1951. La primera compuesta de jóvenes oficiales profesionales egresados luego de la guerra civil de 1947, según relatos del Capitán Hilario Ortellado. En su mayoría todos colorados.
El primer anillo stronista en gestación, decidió extirpar a los epifanistas y socialistas de esta camada. De esta sorda trifulca, surgieron como principales gananciosos Andrés Rodríguez y Carlos Jorge Fretes Dávalos.
¿Quién perdieron? Entre ellos, el capitán Napoleón Ortigoza, considerado un obstáculo para el nuevo anillo de poder y especialmente para el ascenso de Andrés Rodríguez en la Caballería. Se inventaron los leales. Se inventaron los desleales.
La trama, en su primera fase, se centró en el asesinato del Cadete del Liceo Acosta Ñú, Alberto Anastacio Benítez, el 7 de diciembre de 1962, pero se trasladó inmediatamente al descubrimiento de un complot político-militar destinado a asesinar a altas autoridades, e incluso a hacerse del poder de la República por la fuerza. Para armar el caso, fue designado como investigador principal el Inspector Raúl Riveros Taponier, de la Comisaría Nº 11 de Trinidad.
Las purgas o depuraciones entre los cuadros efectivos de las fuerzas armadas como método de resolución de conflictos, en la lucha por los ascensos, fueron una constante en el Paraguay luego de 1954. Tuvieron sus antecedentes mediatos en las sucesivas purgas posteriores a la guerra civil de 1947, y como antecedentes inmediatos, las destituciones y desplazamientos, desde los primeros meses de 1955. Había suficiente espacio para escalar, pero una lucha sórdida por quien lo hacía más rápido. Lealtades y deslealtades, las monedas de uso corriente. Lealtades y traiciones se alternaron unas a otras.
Acerca de estas purgas, el Teniente Mazó, relató que desde los sucesos de 1947 hasta mayo 1954, las fuerzas armadas, habían perdido a casi el 85 por ciento de sus cuadros profesionales. Sólo un 15 por ciento de oficialidad profesional adhirió a las filas gubernistas. ¿Qué ocurrió entonces?
Previo control de su efectiva afiliación partidaria, todos los leales, tuvieron posibilidades de ascensos muy rápidos. pero ello desató también grandes competencias internas. Debieron asumir tareas, responsabilidades y mando de tropa, cada vez más complejas, superiores a su nivel de formación, superiores a su edad, experiencia y preparación.
Para los demás cargos, echaron mano a la llamada reserva. Y dentro de ella, el principal fundamento o requisito, fue la más absoluta lealtad partidaria, y especialmente, la lealtad a los nuevos líderes emergentes. Los más antiguos, tenían experiencia en la guerra del Chaco. Los más jóvenes, sólo habían sido milicianos del partido, en la guerra civil de 1947.
El caso del Capitán de Infantería Juan Bautista González Flores (Hermano de Tomás González Flores, funcionario de la Dirección de Aduanas, despedido de su trabajo bajo el estigma de mendezfleitista), fue un ejemplo. Este Capitán fue envuelto en la conspiración de 1962, por una inquina pasada que tuvo origen en 1958. ¿Qué pasó entonces?
Durante el intento de toma de Coronel Bogado por parte de insurgentes venidos de Argentina, en 1958, a este militar, le tocó tomar diecisiete prisioneros, y se negó a asesinarlos. En esa ocasión, el propio Vicente Matiauda, le dijo, que Stroessner personalmente había dado la orden de matarlos a todos, “porque viene a matarnos y son comunistas”.
En cambio, este Capitán los entregó vivos a la Comisaría de la ciudad. Fueron trasladados a Peña Hermosa, desde donde, éstos prisioneros, protagonizaron una histórica fuga al Brasil.
A partir de allí, el Capitán González Flores comenzó a tener el monte de “socialista y comunista”. Le cobraron cuatro años después, envolviéndolo en la conspiración de Napoleón Ortigoza de 1962. Por la deslealtad de no haber asesinado a 17 insurgentes prisioneros.

Federico Tatter.
19 de febrero de 2015. Asunción, Paraguay.

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